Lo hacemos todos los días, pero pocos somos los que se dan cuenta de los grandes beneficios que trae. Caminar es uno de los movimientos básicos o primarios del hombre, lo que nos distingue de cualquier otra especie y lo que nos ha permitido, de cierta manera, sobrevivir hasta hoy.

Es más, resulta tan crucial que recientes estudios han comprobado que el simple hecho de caminar por 50 minutos a la semana puede reducir la tasa de mortalidad en un sorprendente 31%, independientemente de cuánto tiempo lleve uno sin hacer prácticamente ningún tipo de ejercicio. ¡Pueden haber sido incluso 40 años!

Una de las dudas que se encuentran los profesionales de la salud que ven a personas con décadas de inactividad, con muy mala forma física, obesidad y muchas veces expuestos a enfermedades crónicas como diabetes o artrosis es si merece la pena recomendarles un plan de actividad física y buscar la forma de motivarles”, explica Gonzalo Grandes, jefe de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Bizkaia.

 “Estos resultados muestran que, incluso para estos profesionales que tienen muchas limitaciones de tiempo y necesitan priorizar, y para estos pacientes, que pueden tener poca fe en su posibilidad de cambio, los resultados se empiezan a ver con muy poco”, añade.

En España, alrededor de un 70% de las personas que consultan con su medico de cabecera no alcanzan los niveles mínimos  recomendables de 150 minutos de actividad saludable por semana. Esto equivale a 25 minutos al día de caminar rápido, bailar, hacer padel o cualquier otro ejercicio por ese mismo tiempo.

Las tasas de mortalidad para la gente activa se reducen entre 30% y un 60% respecto a las que no lo son. Además que se ha demostrado una correlación con la incidencia de padecer algún tipo de enfermedad.

Con este reciente descubrimiento lo que sigue es encontrar la manera en la que conseguir que los profesional pueden plantear este tipo de intervenciones medicas a través de la actividad física.

“Queremos implementar la actividad física como terapia estándar para personas con patologías crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, pero cualquier cambio en la práctica clínica tiene una inercia enorme. Hay profesionales que no tienen la formación necesaria para hacer un plan de actividad física e incluso habría que reorganizar la promoción de la salud pública dentro de las comunidades”, concluye Grandes.

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com