Una artista contémporaneo peruano se ha viralizado últimamente por su ingeniosa forma de fusionar sus raices con la música pop moderna.
El quechua, lengua ancestral de los Andes, ha dado vida a un fenómeno musical conocido como q-pop, creado por Lenin Tamayo Pinares. Este género no es simplemente una fusión de huayno y pop; es una revolución que entrelaza ritmos tradicionales con elementos modernos, llevando la cultura andina a audiencias globales.
Definir el q-pop es complejo. Algunos lo consideran una versión andina del k-pop (pop coreano), mientras que otros lo ven como una mezcla de huayno (género musical andino) y pop. Lo cierto es que esta nueva corriente musical presenta ritmos contagiosos, coreografías vibrantes y letras en quechua y español que conectan con la rica mitología inca.
Para un entrevista con la BBC, el artista peruano nos da una visión muy clara de su identidad y sus creaciones. Desde su infancia, Lenin, de 24 años hoy, ha estado inmerso en el quechua, y su juventud lo llevó a transformarlo en una serie de canciones. Su habilidad para bailar, componer y cantar se manifiesta en escenarios emblemáticos como Waqrapucara, donde realiza presentaciones que evocan la resistencia cultural de su pueblo.
El quechua no solo es un idioma para Lenin, sino una parte intrínseca de su ser. Desde niño, aprendió a valorar esta lengua gracias a su madre, Yolanda Pinares, quien también es artista. La influencia de su madre en su carrera es innegable, ya que Lenin la acompaña en la creación de vestuario y en la dirección de sus videoclips. “Yo me considero la continuación de mi madre”, dice, reflejando la conexión profunda que tienen.
Lenin también comparte cómo enfrentó la discriminación en su juventud, lo que lo llevó a encontrar refugio en el K-pop. Observando cómo este género cautivaba a sus compañeros, decidió fusionar su amor por la música andina con el fenómeno del K-pop. “El problema no era cantar en quechua; eso no era un impedimento para crear nuestra versión”, explica.
En su emblemática canción «Kutimuni», Lenin aborda temas de resistencia y esperanza, resurgiendo el mito del Inkarri, que simboliza la refundación del antiguo imperio inca, el Tawantinsuyo. A través de su música, rinde homenaje a las deidades andinas, como Amaru, la Pachamama, el Inti y la Quilla, conectando así con un legado cultural profundamente arraigado.
El q-pop no solo representa una nueva forma de música; es un grito de identidad y un vehículo para preservar la cultura quechua en un mundo en constante cambio. Con cada presentación, Lenin se convierte en un embajador de su herencia, llevando la esencia de los Andes a nuevas audiencias y abriendo un camino hacia el futuro.