Siguiendo una serie de acciones y reclamos que continúan popularizándose a lo largo y ancho de los países que alguna vez fueron víctimas de la colonización, India le reclamó al rey Carlos lll el diamante de Koh-i-Noor.
Lo hizo también Egipto hace poco en relación a la devolución de la piedra Rosetta que se encuentra en el Museo Británico, Nigeria lo propio – obteniendo – 72 objetos saqueados del Reino de Benín, en el sur del país, duranta una operación militar británica en 1897. Sudáfrica también se pronunció ante la corona exigiendo el diamante Estrella de Africa o Cullinan I, el mayor diamante tallado conocido en el mundo.
Este último reclamo de parte de India se suma a esta lista y tampoco se queda atrás en términos de importancia pues el Koh-i-Noor no es nada mas ni nada menos que la joya central que adorna la corona de la difunta reina Isabel ll. La reivindicación de diversos objetos, en especial piedras preciosas, en posesión de la familia real inglesa se han incrementado desde la muerte de la monarca y a abierto importantes debates y conversaciones sobre el colonialismo por lo que no sorprende que el país del Asia del Sur lo esté haciendo ahora.
A diferencia de las otras demandas a Gran Bretaña, este caso es particularmente delicado pues de su resolución dependen la continuación de prósperas relaciones diplomáticas entre el país anglosajón y la india.
‘’La coronación de Camila y el uso de la joya de la corona Koh-i-Noor trae doloroso recuerdos del pasado colonial’’, declaró el pasado miércoles al diario británico The Telegraph un portavoz del primer ministro de la india Narendra Modi.
Esta pronunciación coincide con el anuncio de coronación de Carlos lll y la reina consorte Camila hace dos días, el cuál será oficiado el 6 de mayo del próximo año. El palacio de Buckingham aseguró que el evento combinará ‘’tradición y modernidad’’ pero esto no hizo más que dar un motivo suficiente para que India considerara inapropiado el uso del diamante Koh-i-Noor siendo que podría ‘transportar’ a algunos indiso a los ‘días del Imperio Británico’.
Existe, sin embargo, un error técnico en este reclamo pues la corona que se usará en la ceremonia no es la de la Reina Isabel ll sino la llamada Corona de San Eduardo, que para los ingleses es incluso hasta más sagrada e importante que aquella usada por la reina. Sería por tanto la reina consorte Camila, la que vendría a lucir la corona de Isabel ll en una ceremonia mucho más simple.
A raíz de toda la polémica la familia real ha insistido al diario The Telegraph que aún no ha sido tomado una decisión sobre el uso de la joya Koh-i-Noor en la ceremonia. Añadieron también que tanto el rey como su equipo está consciente de lo sensible que puede resultar este acto. En ese sentido se ven receptivos a realizar un acto que, aunque próximo a la tradición, también lidie con ‘’los problemas de la actualidad’’.
La Historia de la Joya
El diamante Koh-i-Noor que traducido al castellano significa Montaña de la Luz, permaneció a diversos monarcas hindúes, mongoles, persas y afganos hasta que en 1855 pasó a manos de la familia real británica. Fue la reina Victoria la primera en usarlo después de ser nombrada emperatriz de la India y que el último emperador sjs, Duleep Singh, que en ese entonces tenía 10 años, se la entregara.
La piedra se cree fue encontrada en alguna de las minas de Golconda, en el estado de Telangana, al sureste de la India. No obstante, su gran belleza y atractivo, se cree que la piedra cuenta con una maldición para cualquier varón que lo haya poseído. Existe un texto hindú del siglo XlV que explica textualmente que quien posea la joya ‘dominará el mundo’, pero también ‘conocerá todas sus desgracias’: ‘Solo dios o una mujer pueden llevarlo con impunidad’.
No es la primera vez que se pelea por esta piedra, ya en el 2010 un comentario del entonces primer ministro David Cameron en una entrevista en la televisión india, calentó el asunto al punto en el que el gobierno indio se decidió por adoptar una postura estricta con respecto a la devolución de la joya.
El comentario de Cameron que al día de hoy sigue causando polémicas es el siguiente: ‘’ Si accediéramos a todas las peticiones, el Museo Británico se quedaría vacío”.
Hace falta solo esperar al 6 de mayo y ver qué decisión se toma con respecto al uso de esta piedra o no. Hasta entonces las relaciones diplomáticas de ambos países, y de todos los demás que tenga demandas similares, pende de un fino hilo con la tradición atado de un lado y el reconocimiento de un violento pasado colonial, una herida que a tiempos de hoy espera ser sanada, del otro.