La Comisión Europea planteó una reducción del consumo de gas en un 15% a nivel continental como mecanismo de prevención en caso la guerra entre Ucrania y Rusia empeore.
Muchos países europeos son efecto dependientes del gas ruso, que, por la guerra y las subsiguientes sanciones, ha visto parte de su distribución y venta a occidente cancelada.
Si bien la petición de la Comisión Europea está dirigida a todo el continente, existen algunas excepciones. Son seis casos en particular a los que estos aplican:
- Para aquellos países que tienen un sistema eléctrico sincronizado con Rusia (ej. Países Bálticos)
- Para las islas, porque no están directamente conectadas al continente (ej. Irlanda, Malta y Chipre)
- Para los países que consigan un nivel de almacenamiento o llenado de sus reservas de gas por encima del 80% durante este año
- Aplica a las industria críticas que necesitan gas para su producción
- Para los paises miembros de la UE con interconexiones limitadas.
Estos últimos dos son las categorías en las que España figura y para las que clasifica. En primer lugar, España tiene la capacidad de exportación de interconexión y de infraestructura para redirigir el gas a otros estados miembros, cosa que actualmente hace. En segundo lugar, España necesita del gas para producir electricidad, a falta de tecnologías que le permitan hacerlo de manera más sostenible.
Estas dos circunstancias le han permitido al Gobierno español negociar con Bruselas obteniendo así una tasa del 7% – 8% en la disminución de consumo de gas de forma voluntaria, en vez del general 15%
Esto no ve manera en como afectar al país de manera significativa en particular porque España no depende del gas ruso, representado este tan solo un 10% del total. Por otro lado, el país ibérico también tiene ampliamente diversificado su suministro por lo que, «Creemos que España es muy difícil que pudiera llegar a tener cualquier problema de suministro’’ como asegura la vicepresidenta española Teresa Ribera.