Un joven de 15 años se convierto a un adicto del juego, sin apenas darse cuenta. Sus jornadas frente a las pantallas llegaron a incrementarse hasta las 18 y 20 horas diarias. Dormir, estudiar o compartir con su familia y amigos dejaron de ser una prioridad. Sabía que estaba invirtiendo mucho tiempo en el juego, pero no, como estaba perjudicando su vida.
Sus padres intentaron, por todos los medios, tratar de ayudarle a salir del Fortnite, uno de los juegos más populares entre los adolescentes, pero cada día se hacía más cuesta arriba, por lo que decidieron pedir ayuda. Empezaron con una terapia psicológica que tras gran resistencia, el joven empezó a aceptar. Le hicieron firmar un acuerdo en el que empezaría por reducir las horas de juego y el cambio en su vida comenzó a evidenciarse.
Sin embargo, controlar los horarios no fue suficiente, era necesario alejar al paciente de las pantallas. Fortnite permite que conectarse desde diversos dispositivos como móviles o tablets, así que para alejarlo completamente del juego hubo que ingresarlo en el hospital provincial de Castellón durante al menos dos meses. «Un periodo de tiempo más largo si se compara con las desintoxicaciones de otras adicciones como alcohol o drogas», dijo el doctor Matías Real, quien fue parte del proceso.
Al regresar a casa, era imposible impedirle de todo conectarse al juego, por lo que establecieron nuevos horarios, que hasta ahora ha funcionado. El caso se remonta al año 2019, pero no es sino ahora que se ha hecho público para generar conciencia entre los jóvenes.