Reconocidas empresas tecnológicas han desarrollado un chip para reducir los síntomas de la enfermedad del Parkinson hasta un 50%.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativ28a que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizada por síntomas como temblores, rigidez muscular y dificultades para moverse. A medida que la ciencia avanza, se exploran nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta afección. En este contexto, la neurotecnología se ha convertido en un aliado clave.
Neuralink, la empresa de neurotecnología liderada por Elon Musk, ha dado pasos significativos en este campo. A principios de este año, implantaron su primer chip cerebral en un humano, y en agosto, un segundo paciente también recibió el implante. Sin embargo, Neuralink no es la única compañía que avanza en esta área. Empresas como Starfish Neuroscience y Synchron se han unido a la carrera por desarrollar soluciones tecnológicas para tratar enfermedades como la epilepsia y el Parkinson, buscando no solo resolver problemas de salud, sino también mejorar la interacción de los pacientes con el mundo.
A estas iniciativas se suma el innovador trabajo del Dr. Philip Starr, codirector de la Clínica de Trastornos del Movimiento y Neuromodulación en la Universidad de California. Starr ha desarrollado un implante cerebral guiado por inteligencia artificial (IA) que ofrece un tratamiento personalizado para personas con Parkinson. Este implante monitorea la actividad cerebral en tiempo real y, al detectar irregularidades, aplica estimulación cerebral profunda (DBS) para mitigar los síntomas, reduciéndolos en un 50% durante la fase inicial del ensayo clínico, según un estudio publicado en Nature Medicine. A diferencia de otros métodos, esta tecnología promete una mejora continua en la vida diaria de los pacientes, adaptándose a sus necesidades en tiempo real.
Otra empresa, Synchron, respaldada por figuras como Jeff Bezos y Bill Gates, también está explorando innovadoras tecnologías para tratar el Parkinson sin necesidad de cirugía cerebral invasiva. Su dispositivo, el Stentrode, se implanta a través de una vena en el cuello y se posiciona en la corteza motora del cerebro, permitiendo a los pacientes controlar dispositivos con sus pensamientos. Aunque aún se encuentra en las primeras etapas de viabilidad, esta tecnología representa un avance prometedor en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.