El incendio afectó a la abarrotada prisión de Tangerang, en las afueras de Yakarta. Al parecer, el incendio se produjo por un cortocircuito en el sistema eléctrico.
Las cifras son aterradoras: al menos 41 muertos, 8 heridos graves y unos 72 con heridas leves. Después de una hora y media, los bomberos y los socorristas lograron extinguir el incendio, que se inició en el bloque de la prisión para delincuentes de drogas, ocupado en ese momento por al menos 122 reclusos.
Además, la hora del incendio agravó la situación. Las llamas se iniciaron durante la noche, mientras la mayoría de los presos dormían, lo que impidió que se dieran cuenta inmediatamente del peligro.
El ministro indonesio de Justicia y Derechos Humanos, Yasonna Laoly, intervino en el caso y fue a inspeccionar la prisión.
Una de las primeras indicaciones es que hay que prevenir incidentes como éste, especialmente en lugares concurridos como la prisión de Tangerang. De hecho, el hacinamiento es uno de sus principales puntos débiles. Hay un total de 2.000 reclusos, y superan la capacidad máxima de 600 reclusos en más de un 245%.
Otro dato sorprendente es que de los presos que perdieron la vida, sólo dos estaban acusados de delitos como terrorismo y asesinato, mientras que el resto estaban acusados casi en su totalidad de delitos de drogas.