«Sanctos esse decernimus et definimus, ac sanctorum Catalogo ascribimus», es la fórmula en latín pronunciada por Papa Francisco. Los nombres de Juan XIII, el papa del Concilio Ecumenico Vaticano II y Juan Pablo II, quien se encargó de llevar el mensaje de la Iglesia por todo el mundo, ya forman parte de la lista de los Santos de la Iglesia Católica.

Un rito único por sus componente dobles: Dos papas han sido canonizados en una ceremonia oficiada por dos papas. El 27 de abril pasará a la historia como la Jornada de los cuatro papas. Bajo la atenta mirada de la cúpula que veía incrédula como a sus pies se extendía una alfombra multicolor y políglota que se extendía hasta Castel Sant’Angelo. Sobre los muros de la basílica los retratos de los ya nombrados santos. La misa comenzaba a las 10.15, después de que las casi más de 100 delegaciones tomaran asiento, entre ellos, Benedicto XVI, visiblemente emocionado. El abrazo entre los dos papas sellaba el inicio de la ceremonia.

La ampolla de sangre de Wojtyla y un trozo de piel de Roncalli  han sido las reliquias que, puestas en sus respectivos relicarios, se han colocado sobre el Altar. La misa, fue el paso sucesivo. Lecturas bíblicas y oraciones en diferentes idiomas. La consagración y la comunión. Papa Francisco lo ha definido como Papas del Concilio “capaces de sufrir con el hombre contemporáneo, de afrontar las tragedias del siglo XX con valor y serenidad, de creer en dios y dar testimonio con la vida”.

Una ceremonia que ha durado algo menos de tres horas ante la mirada de 800.000 peregrinos y seguida por los medios de comunicación de todo el mundo. Como curiosidad, una vez terminada las diferentes delegaciones se han acercado a saludar a Papa Francesco. Algunos han aprovechado para intercambiar pocas palabras y otros para hacerse un selfie.

A pesar de que la celebración ya ha terminado, la plaza sigue estando llena de gente que espera con emoción la apertura de las puertas de la basílica, donde se encuentran las tumbas de ambos papas. De manera excepcional, y para asegurar que todos (o casi) puedan acercarse a los sepulcros, el templo estará abierto hasta las 22.00 de la noche. Medidas extraordinarias que se completan con la apertura del metro sin interrupción y la distribución de botellas de agua en los puntos de la ciudad que se han convertido en sede de las diferentes naciones. Piazza Navona, ha sido tomada por los peregrinos polacos, mientras que Piazza Farnese por los franceses.

No todo ha sido fácil, a pesar de las fuertes medidas de seguridad y el despliegue sanitario, ya a primera hora de la mañana surgían las primeros problemas bajo el columnado vaticano: mareos, malestar, gente que quería entrar y algunos que no podían salir. Por otra parte, han sido muchos, sobre todo en el centro, que han buscado sacar provecho de la afluencia de público aumentando considerablemente los precios: Una botella de agua a 5 euros o un café a 4.

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