Balibo, dirigida por Robert Connolly, nos recuerda sobre una de las más devastadoras masacres que tuvieron lugar en la Guerra Fría.

Uno de los crímenes que tuvieron lugar en la invasión de Timor Oriental en 1975 se muestra en Balibo, una película australiana estrenada en El Festival Internacional de Cine de Melbourne en 2009. El filme dirigido por Robert Connolly, relata el asesinato de cinco periodistas extranjeros durante la invasión de Timor Oriental por Indonesia en 1975. Protagonizada por Anthony LaPaglia, la película revive uno de los episodios más oscuros en la historia del periodismo y los conflictos internacionales.

El presidente de Timor Oriental, José Ramos Horta, co-ganador del Premio Nobel de Paz en 1996, recordó en el estreno, que no solo los reporteros fueron víctimas de la brutalidad de las fuerzas indonesias, sino también entre 100.000 y 200.000 timorenses, que perdieron la vida debido a la violencia y el hambre tras la invasión. Ramos Horta no dejó de señalar a potencias como Australia, Estados Unidos y Reino Unido como cómplices del régimen militar indonesio encabezado por el general Suharto.

Una investigación realizada en Australia hace dos años concluyó que los cinco periodistas, ahora conocidos como los «Cinco de Balibo», fueron asesinados a sangre fría en Balibo, una ciudad en Timor Oriental, por soldados indonesios para evitar que los medios internacionales informaran sobre la invasión. Sin embargo, ni Australia ni Indonesia han reconocido formalmente este crimen.

Contexto histórico

La invasión de Timor Oriental por Indonesia comenzó en 1975, tras la salida de Portugal, y se prolongó hasta 1999. Durante este tiempo, miles de personas murieron y el país permaneció bajo ocupación hasta que logró su independencia en 2002. Las fuerzas armadas de Indonesia se vieron implicadas en numerosas muertes de civiles. Uno de los episodios más trágicos fue la conocida Masacre de Santa Cruz, un violento tiroteo ocurrido en 1991 en el cementerio del mismo nombre, donde al menos 250 manifestantes perdieron la vida a manos de las fuerzas indonesias.

Además de las masacres, el régimen indonesio estableció más de 150 campos de concentración, donde fueron encarcelados unos 372.900 civiles, lo que representaba aproximadamente el 60% de la población de Timor Oriental en ese momento. En estos campos, los prisioneros sufrieron violaciones sistemáticas de derechos humanos, incluyendo torturas, violaciones y una hambruna similar a la vivida en Camboya bajo el régimen del Jemer Rojo.

Hoy, Timor Oriental es una de las naciones más jóvenes y empobrecidas del mundo, pero su lucha por la soberanía sigue siendo un poderoso recordatorio de la resistencia contra la opresión.

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