El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha iniciado una campaña de «abrazos, no balas» y ha encargado al «Grupo Táctico» de la policía de controlar los carteles de una de las regiones más violentas y conflictivas del país: Guanajuato.
El cartel de Jalisco no ha recibido esta decisión de buenas maneras y ha acusado a las autoridades de tratar indebidamente a miembros de su grupo, por lo que han decidido tomar acciones. Los líderes de la pandilla secuestraron a algunos altos mandos policiales para torturarlos y obligarlos a ofrecer nombres y direcciones de otros oficiales.
Una vez tuvieron los datos, el cartel movilizó a sus hombres a las casas de los funcionarios. A muchos les mataron frente a sus familias, en sus días libres, a otros se los llevaron y torturaron, para conocer más datos de sus compañeros. El último caso que se reportó fue uno en el que sorprendieron en su casa a una mujer policía, asesinaron a su marido y a ella se la llevaron, la torturaron, la acribillaron a balazos y abandonaron su cuerpo.
“Si quieres la guerra, tendrás una guerra. Venimos por todos ustedes. Por cada miembro de nuestra firma que arresten, mataremos a dos de sus Tácticos, donde sea que estén, en sus casas, en sus vehículos de patrulla”, dice una pancarta que colgó el Cartel de Jalisco Nueva Generación, (CJNG), en un edificio de Guanajuato.
Muchos oficiales han decidido abandonar sus hogares junto a sus familias para tratar de escapar de esta ola de violencia. No hay cifras exactas, pero según Poplab, desde 2018 hasta mayo 2021, un total de 262 funcionarios han sido asesinados solo en Guanajuato.