El Proyecto Djehuty, liderado desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y financiado por Unión Fenosa Gas, con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha descubierto en la colina de Dra Abu el-Naga, en Luxor (antigua Tebas), una gran tumba subterránea de la dinastía XI del Antiguo Egipto (hace 4.000 años).

Según ha informado el CSIC en un comunicado, estos hallazgos, realizados durante la 13ª campaña de excavaciones arqueológicas, ayudan a comprender una época clave: el momento en que Tebas se convierte en la capital del reino unificado del Alto y Bajo Egipto.

Durante los últimos cuatro años, los trabajos se han centrado en la excavación al oeste del patio que conduce a la tumba de Djehuty, un área que estaba hasta el año 2007 ocupada por las casas de un poblado que fue entonces demolido y su población realojada en un pueblo con casa nuevas construidas expresamente. Las excavaciones y los hallazgos de las cuatro últimas campañas se sitúan a metro y medio por debajo de sus antiguas casas.

En la última campaña se han excavado tres pozos funerarios de la dinastía XVII. Uno de ellos, muy cercano a la entrada del patio de Djehuty, desciende seis metros y, al fondo, se abren dos pequeñas cámaras sepulcrales. La cámara norte tiene un agujero en su muro derecho, a través del que se accede a una gran galería subterránea.

Un poco de luz

El tamaño y la disposición de la galería indican que se trata de una tumba de la dinastía XI. Es muy similar a algunas de las tumbas excavadas en los años setenta por Dieter Arnold en El-Tarif. El pasillo, muy bien tallado, tiene dos metros de alto y dos de ancho. Discurre a lo largo de más de 20 metros y gira en un ángulo de 50 grados para descender en rampa durante 20 metros más, hasta llegar a una cámara sepulcral cuadrangular.

Esta nueva tumba puede arrojar luz sobre los tiempos de la dinastía XI, una época de la que se tiene poca información. “Es un periodo de la historia de Egipto del que se conoce poco; se sabe que hubo una guerra civil que precedió a la reunificación política del Alto y Bajo Egipto (el sur y el norte) bajo un solo monarca, Montuhotep”, ha explicado el investigador del CSIC del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo,  José Manuel Galán, Galán.

“Montuhotep unificó el país tras más de cien años de divisiones internas y disputas entre provincias. Bajo su mando, Tebas se convirtió en un centro floreciente para todas las manifestaciones artísticas y culturales, por lo que esta época siempre fue considerada como una edad clásica o dorada dentro de la larga y productiva historia faraónica”, añade el investigador.

En el año 2009 el proyecto ya había encontrado dos enterramientos intactos de esta misma dinastía, la dinastía XI, hacia 2000 a.C., excavando a un metro por debajo del patio de entrada a la tumba de Djehuty. Uno pertenecía a una mujer de mediana edad, que los investigadores apodaron Valentina, adornada con un sencillo collar de fayenza y cuyo ataúd fue simplemente depositado sobre la roca del suelo y cubierto con arena.

El otro enterramiento, dentro de una pequeña oquedad en el terreno, pertenecía a un personaje llamado Iqer, que se hizo enterrar con sus bastones de mando, sus arcos y flechas. Su ataúd, pintado de rojo y con bandas de inscripciones con los signos jeroglíficos pintados de colores, se encuetra hoy en el Museo de Luxor.

Los nuevos hallazgos confirman que estos dos personajes no estaban solos y que debajo de las tumbas de las dinastías XVII y XVIII se encuentra la necrópolis quinientos años más antigua, de hace 4.000 años, con algunos enterramientos todavía intactos.

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