Partidos como el vivido este jueves en Mestalla son de los que hacen grande al fútbol y de los que se seguirán hablando con el paso de los años. El Valencia saboreaba la gesta de remontar el 2-0 de la ida en el Sánchez Pizjuán hasta que Mbia en el minuto 95 hizo trizas sus sueños de la manera más cruel posible con un gol que colocó el 3-1 definitivo en el marcador y que dio al Sevilla el billete a Turín para jugar la final de la Europa League.
El conjunto de Unai Emery, con el objetivo de intentar aplacar una salida en tromba de los locales, realizó dos avisos a su rival nada más comenzar el partido con sendos remates de Rakitic y Bacca que se marcharon fuera. No achantó ésto al Valencia que, espoleado por una afición con hambre de remontada, comenzó a ser un ciclón dirigido por la batuta de un brillante Parejo.
De hecho, los ché lograron abrir las puertas de su sueño de lograr el pase a la final de Turín con un gol de Feghouli a los 14 minutos. El argelino dejó roto a Fazio con un recorte y batió a Beto con un gran zurdazo. El tanto dio aún más alas al Valencia, que parecía volar sobre el terreno de juego mientras el Sevilla trataba de implorar clemencia.
No se la concedieron los hombres de Juan Antonio Pizzi a los hispalenses, ya que sólo once minutos después Jonas hizo el 2-0 e igualó la eliminatoria. El brasileño marcó con un testarazo tras una asistencia de Bernat. El Sevilla seguía en estado de shock, pero mediante chispazos logró dar señales de que aún no se le podía dar por muerto. En uno de ellos Reyes pudo finiquitar la semifinal, pero Diego Alves sacó una mano descomunal cuando el utrerano se disponía a marcar casi a puerta vacía en el segundo palo.
En el segundo tiempo el Valencia siguió llevando el mando del partido, aunque con una marcha menos por el consecuente desgaste que había tenido en la primera mitad. Pese a ello, ese nivel fue suficiente para que Mathieu llevara el delirio a la grada de Mestalla al hacer el 3-0 tras un saque de esquina. El Sevilla entonces reaccionó, a veces da la sensación de que los hispalenses sólo se ponen las pilas en Europa cuando le ven las orejas al lobo, y el Valencia reculó.
Los andaluces, sin embargo, fueron un manojo de nervios y apenas lograron llevar peligro a la portería de Alves. Emery era el único de los de Nervión que parecía tranquilo, como si fuera el único consciente de que su venganza a las críticas de Mestalla se fuera a servir en un plato que más bien que frío resultó helado. Y es que, cuando el Valencia ya casi celebraba su gesta, a Mbia le dio por disfrazarse de Palop en Donetsk en la UEFA de 2007 para con un testarazo hacer el definitivo 3-1 en el minuto 95.
El Valencia lloró su mala suerte mientras el Sevilla le quitaba de la mano los billetes para Turín justo cuando se acaba de anunciar que las puertas de embarque para el avión con destino a la final de la Europa League se habían cerrado. Allí se verán las caras con el Benfica. No será fácil llevar el título a Nervión, pero los de Emery ya han demostrado que esta campaña en Europa son como los gatos: tienen más vidas que nadie.