José Ortega Ríos, destacado torero malagueño, ha fallecido a los 75 años a causa de un infarto, según informó el medio especializado Aplausos. El matador llevaba ingresado alrededor de un mes en un hospital, donde estaba recibiendo tratamiento por una afección en la garganta, aunque fue una parada cardíaca lo que terminó con su vida.
Una vida dedicada a la tauromaquia
La carrera de Ortega, nacido en Málaga en 1949, comenzó a despuntar en 1970, cuando participó en novilladas con picadores. Su talento en el ruedo lo llevó a tomar la alternativa el 18 de marzo de 1973 en su ciudad natal, en la plaza de toros de La Malagueta.
Según Málaga Taurina, en aquella ocasión, Curro Romero actuó como su padrino y José María Manzanares como testigo, lidiando reses de la ganadería de Juan María Pérez-Tabernero Montalvo. Esa tarde inolvidable, Ortega Ríos cortó una oreja a cada uno de sus oponentes, marcando un exitoso inicio en su etapa como matador.
Uno de los momentos más recordados de su trayectoria en La Malagueta tuvo lugar el 2 de septiembre de 1979. Compartiendo cartel con Manuel Ruiz «Manili» y César Pastor, José Ortega Ríos se alzó con tres orejas de los toros de la ganadería de Ybarra, en una tarde que quedó grabada en la memoria de los aficionados.
Posteriormente, el 29 de junio de 1980, confirmó su alternativa en la emblemática plaza de Las Ventas de Madrid, con Raúl Sánchez como padrino y Lázaro Carmona como testigo, lidiando toros de Prieto de la Cal. Este hito en su carrera reafirmó su lugar en el mundo del toreo.
El último paseíllo de luces de Ortega Ríos tuvo lugar en su plaza de La Malagueta, el 22 de mayo de 1983, donde alternó con El Monaguillo y Antonio José Galán, en una tarde que cerró su etapa activa en los ruedos. Lidiaron toros de Francisco y José Ortega.
La pasión por el toreo continuó en su familia, ya que su hijo, Joselito Ortega, también tomó la alternativa en La Malagueta el 15 de agosto de 2006, con padrino Morante de la Puebla y testigo El Juli, lidiando toros de Núñez del Cuvillo.
Ortega Ríos deja un legado marcado por su pasión por el toreo, con grandes tardes que quedarán en la memoria de la afición malagueña y española.