La Selva Esmeralda en un filme británico conocido por sus mensajes ecológicos que narra un historia presumiblemente real. Entérate si es así. 

La Selva Esmeralda (1985), dirigida por John Boorman y con guion de Rospo Pallenberg, es una película que combina la narrativa de aventura con un fuerte mensaje ecologista. Ambientada en la selva amazónica de Brasil, el filme, protagonizado por Charley Boorman, hijo del director, sigue la historia de un niño secuestrado y criado por una tribu amazónica, y el esfuerzo de su padre por encontrarlo

Este clásico cinematográfico ha influido en el debate sobre la deforestación y el impacto de la modernidad en las comunidades nativas de la región, consolidándose como una película fundamental para aquellos interesados en temas de justicia ambiental y respeto por las culturas ancestrales. La película también destaca por su representación auténtica de rituales y cultura tribales, poniendo énfasis en la conexión entre los humanos y la naturaleza.

El filme se basa en una historia real, aunque incorpora algunas licencias creativas. La inspiración de la película proviene de eventos reales, principalmente relacionados con la Expedición Fawcett en la década de 1920, una exploración británica en la selva amazónica.

En la realidad, el coronel Percy Fawcett lideró expediciones en busca de una ciudad perdida en el Amazonas, y una de estas aventuras involucró interacciones con tribus indígenas, aunque la trama en la película añade un giro personal y ficticio entre padre e hijo.

Según un artículo en The New York Times, John Boorman, director de The Emerald Forest, enfrentó desafíos únicos al filmar una película sobre los indígenas Xingu en la impenetrable selva amazónica.

El director convivió con los Xingu para comprender su estilo de vida, y aunque usó actores profesionales para evitar alterar la vida de las tribus, su experiencia le reveló una profunda sabiduría en la cultura indígena.

Asímismo, Boorman exploró los contrastes entre la «civilización» moderna y las culturas indígenas, cuestionando quiénes son realmente los «primitivos». Durante la filmación, trabajó en lugares cercanos a la construcción de la represa de Tucuruí, testigo de la devastación ambiental en la Amazonía.

A través de esta película, Boorman buscó reflexionar sobre la relación entre el hombre, la naturaleza y el impacto de la modernización en las culturas tradicionales.

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