Con datos geoespaciales investigadores descubren que más de la población mundial no tiene acceso a agua potable de forma segura.

Se pensaría que en estos tiempos, gracias a que la tecnología está más desarrollada y la recopilación de datos es más global y eficiente, la carencia de agua potable en ciertas poblaciones alrededor del mundo habría disminuido. Pero esto parece ser una idea errónea. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que para el año 2020, había 2,000 millones de personas sin acceso a los servicios de agua potable. Recientemente, un artículo publicado por la conocida revista Science, muestra que ese número se ha duplicado a 4,400 millones de personas, es decir, más de la mitad de la población mundial (cerca de 8,200 millones) carece de esta necesidad básica.

La estudiante de doctorado en el Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas (Eawag) y autora principal de este estudio, Esther Greenwood, advierte que el número de personas sin acceso al agua potable podría estar subestimado. Según el informe, en 2020 solo una de cada tres personas en 135 países de renta baja y media tenía acceso a servicios de agua potable seguros. Además, casi la mitad de la población en estos países consume agua contaminada por materia fecal, y un tercio depende de puntos de agua compartidos.

El agua contaminada con microbios puede provocar enfermedades graves como diarrea, cólera y fiebre tifoidea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se producen 505.000 muertes por enfermedades diarreicas causadas por agua insalubre, y un millón de muertes debido a la falta de saneamiento y mala higiene.

Dado que no existen datos precisos sobre las condiciones del agua para la mitad de la población mundial, los investigadores de Eawag emplearon modelos de aprendizaje automático basados en encuestas y datos geoespaciales para estimar la situación en estos 135 países, muchos de los cuales no contaban con datos nacionales previos.

Los mapas globales creados por los investigadores revelan que la falta de agua potable se concentra principalmente en zonas rurales de países de renta baja, caracterizados por altas temperaturas y grandes variaciones estacionales en las precipitaciones. El estudio estima que 4.400 millones de personas carecen de acceso a agua potable segura, de las cuales 1.200 millones residen en el sur de Asia, cerca de 950 millones en África subsahariana, alrededor de 850 millones en el este de Asia, casi 500 millones en el sudeste asiático, y más de 400 millones en Latinoamérica y el Caribe.

En un artículo de opinión en Science, el director del Programa de Agua de la Universidad de Oxford, Rob Hope, destaca que las políticas actuales tienden a enfocarse en construir nuevas infraestructuras para mejorar el acceso al agua. Sin embargo, señala que el servicio de agua va más allá del acceso, e incluye garantizar cantidad suficiente, seguridad, fiabilidad, proximidad, asequibilidad  y no discriminación. Estos aspectos son especialmente desafiantes en zonas rurales de África y Asia, donde mantener servicios hídricos in situ es costoso y complejo.

Hope también enfatiza la importancia de sistemas de datos nacionales más sólidos y precisos para mejorar los servicios de agua. Añade que cualquier objetivo que busque cubrir a 4.000 millones de personas debe considerar las desigualdades sociales, que afectan de manera desproporcionada a mujeres, niñas, pastores y otros grupos vulnerables que enfrentan inseguridad hídrica. Las políticas deben equilibrar la rentabilidad con la equidad, asegurando que los más vulnerables no sean excluidos ni queden al final de la lista para recibir beneficios.

 

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