Progresos en los derechos de la comunidad LGBT

El nuevo código define el matrimonio como «la unión voluntaria de dos personas» sin especificar el género, en contraste con la definición actual de «unión de un hombre y una mujer«. Estas son las palabras del proyecto que los activistas de los derechos LGBT y otros han esperado mucho tiempo en Cuba.

Al principio, la noticia fue recibida con desconfianza, porque se temía que el proyecto no se convirtiera en una ley en toda regla. De hecho, todavía tiene que pasar por un debate popular, y luego se modificará para tener en cuenta las opiniones de los ciudadanos antes de ir a un referéndum. Los activistas temen que la comisión ceda ante la presión de grupos religiosos y de quienes prefieren la cultura tradicional del machismo.

Los activistas sostienen que el gobierno no debería haber estipulado un referéndum sobre lo que son derechos humanos fundamentales. En cambio, el gobierno dice que quiere construir en lugar de forzar la aceptación del cambio.

Este proyecto representa un gran paso adelante para Cuba. Es un país que envió a los homosexuales a campos de trabajo correccionales en los primeros años después de su revolución de izquierdas en 1959. Luego, realizó importantes avances en materia de derechos LGBT en las décadas de 2000 y 2010, a pesar de la persistencia generalizada del machismo.

«El proyecto de código familiar es todo lo que se podía esperar«, dijo Maykel González Vivero, editor de Tremenda Nota, una revista digital centrada en la mujer, la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) y la comunidad negra. Un proyecto que ha tardado mucho en desarrollarse y que en el pasado ha adolecido de falta de transparencia.

A pesar de los muchos progresos realizados, activistas y miembros de la comunidad LGBT cubana dicen estar tristes por la ralentización del ritmo de los cambios en los últimos años.

En este sentido, algunos países latinoamericanos vecinos han avanzado en la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo.