Una joven de apenas 18 años fue encadenada y secuestrada por su propia familia y en su propia casa, con el objetivo de que dejara de contactar con su novio, un chico de origen marroquí y religión musulmana. La pareja fue vista compartiendo en un bar de Zaragoza, por lo que el padre de la joven envío a sus hermanos a ir por ella. Al final, las mujeres de estos entraron al lugar y se la llevaron a rastras. El chico salió en su defensa pero le amenazaron de muerte.
Al llegar a casa, la joven fue encadenada a su cama, con cuatro candados. Su novio, preocupado por lo ocurrido alertó a la policía, que se presentó en la vivienda de la chica, nadie contesto a su llamado así que tiraron la puerta abajo y allí en una de las habitaciones encontraron a la víctima.
La joven confesó que al escuchar que venían las autoridades sus familiares le quitaron tres de los encadados, no le quitaron el cuarto porque no encontraron la llave. Su padre, de origen gitano, era el más interesado de alejarla de su pareja. Ya habían intentado huir juntos en otras oportunidades y tenía miedo que al haber recién cumplido los 18 años, esta vez lograra su objetivo a corto plazo. Los implicados fueron detenidos por la Policía Nacional y tendrán que enfrentarse a los cargos de de detención ilegal y amenazas.