La urticaria acuagénica es una enfermedad rara que consiste en la reacción alérgica al agua. Tessa Hansen Smith, empezó a vivir los síntomas a sus 8 años de edad. Sudar o llorar le causaban graves irritaciones, tanto así que muchas deben movilizarla de clase a clase en su centro de estudios para evitar que se agite. Beber agua le produce cortes en la lengua.
A través de su perfil en la red social Instagram, la joven de 21 años cuenta su experiencia como paciente de esta enfermedad. En una publicación explica que solo puede ducharse dos veces al mes y durante todo el proceso debe medicarse, medir su temperatura y hacerlo poco a poco para evitar el dolor que le produce. Puede tardar hasta cuatro horas en darse un baño.
Su madre, médico de familia, fue quien se dio cuenta del padecimiento al que se estaba enfrentando su hija. En principio pensó que la alergia tras el baño era responsabilidad del jabón o el champú pero no fue así. Actualmente Tessa toma cerca de 9 pastillas para controlar la enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, asegura que las medicinas son cada vez más ineficaces.
Si come alguna fruta o vegetal con gran cantidad de agua, como la sandía o el pepino, la joven empieza a sentir nauseas y dolor corporal. Una de las preguntas más frecuentes a la que se enfrenta es: ¿Cómo puede ser alérgica al agua si el cuerpo está compuesto en un 70% por este líquido vital? Esto se debe a que lo que le ocurre es una alergia, un rechazo de su cuerpo al agua externa, no a la que vive en sus células, ya que no se trata de un desorden autoinmune.
«Estoy decidida a ser independiente y estudiar fuera de casa», dijo Tessa quien está dispuesta a seguir con su vida y no dejar que la enfermedad le condicione.