En un año se duplicaron los partos de venezolanas en la red de salud pública de Boa Vista, en el norte de Brasil, pero más que la cantidad lo que preocupa a las autoridades es su estado de salud que no pinta nada alentador. En 2016, 288 venezolanas parieron en la maternidad mientras que en 2017 fueron 572

«Nunca son pacientes que van a permanecer uno o dos días internadas, normalmente son bebés prematuros, hijos de madres diabéticas, que aumentan nuestro índice de óbitos», explicó Luíz Gustavo Araújo, director técnico del Hospital Nossa Senhora de Nazareth, única maternidad pública del fronterizo estado de Roraima.

Todo indica que el estado de ‘gravedad’ que señalan las autoridades de salud brasileras, se debe a la crisis económica y social venezolana, que ha generado una ola migratoria.

En 2016, 288 venezolanas parieron en la maternidad mientras que en 2017 fueron 572, cifra que representa apenas 6% de los 9.342 partos registrados en la maternidad el año pasado, pero las cifras aumentan. En enero de 2018, se contabilizaron 74 partos de venezolanas, casi el doble respecto al mismo mes del año pasado.

Una de las parturientas, contó su experiencia de por qué decidió emigrar al país de la samba.

«Me vine porque no tenía cómo tener a mi bebé en Venezuela, el país está cada vez peor (…). Como me compliqué, allá nos habríamos muerto las dos», dijo Dayana Rodríguez, que migró en noviembre, embarazada de Sofía.

Dayana, apenas tiene 17 años, se instaló a vivir con una tía que reside en Boa Vista. Sufrió convulsiones durante el trabajo de parto, por lo que lleva dos semanas internada tras la cesárea decidida a última hora por los galenos de guardia. Lo que sí aseguró la joven muchacha, es que no piensa volver a su país, porque es inconcebible darle un buen futuro y estabilidad a su hija.

Yulianny Vázquez, también de 17 años, oriunda  de El Tigre, estado Anzoátegui, se enteró de que esperaba gemelos cuando llegó a Brasil, hace cuatro meses. No había hecho prenatal en su país.

«Me vine por la situación de Venezuela, me dio miedo quedarme allá porque no había recursos para tener a mis hijos, no hay medicinas ni comida», contó Yulianny quien inició su trabajo de parto.

Araújo explicó que las complicaciones, son las que requieren de más recursos y personal, precisamente se debe a la falta de atención prenatal, de tratamientos, de vigilancia de dolencias como hipertensión y diabetes. De los 572 partos de venezolanas en 2017, 228 fueron de alto riesgo.

«Para que tengan una idea, de los seis óbitos que tuvimos el año pasado, dos eran venezolanas que llegaron en un estado muy grave», comenta Araújo. «Ellas acaban viniendo aquí por falta de medicinas, y es eso lo que acaba aumentando nuestros gastos porque es un grupo poblacional que no esperábamos», agrega.

Estiman que hay unos 40.000 venezolanos en la ciudad, pese a que no hay un censo oficial, la Alcaldía de Boa Vista prevén entre 650 a 700 partos de venezolanas en la maternidad. «Pueden ser más», dijo.

Eurimar Pérez, de 36 años, acaba de tener a su cuarto bebé, vive en Santa Elena de Uairén, ciudad limítrofe de Venezuela con Brasil, donde tuvo a sus tres primeros hijos. Esta vez decidió viajar a Boa Vista pocas semanas antes del parto para que su hija naciera en la maternidad brasileña.

«Las cosas cambiaron, todo ha decaído y ya nada es igual. En el hospital donde tuve a mis hijos ya no hay nada, ni recursos, ni medicinas, ni médicos, apenas pasantes, no podía arriesgarme a tener a mi bebé allí», dice, aún convaleciente de la cesárea practicada la noche previa.

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