El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, presenciaron hoy en Shanghái la firma de un histórico acuerdo multimillonario entre el consorcio ruso Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) para la exportación de gas natural al país asiático. Con un «ganbei«, como se llama en mandarín al popular brindis con el que los chinos acostumbran a cerrar los acuerdos, Xi y Putin dieron hoy por concluidas unas negociaciones de casi una década de duración entre dos compañías insignia para sus respectivos países.

El acuerdo por un total estimado de 400.000 millones de dólares-aún no se ha difundida la cifra exacta- tiene un plazo de 30 años. Los analistas informan que los enfrentamientos políticos de Moscú con Occidente por la crisis en Ucrania influyeron en que finalmente se concretara el convenio de gas con Pekín, quien le provee un nuevo mercado a los recursos naturales rusos.

En virtud de él, Rusia le proveerá a China 38 millones de metros cúbicos de gas al año a partir de 2018. La larga negociación se debió a diferencias en el precio y a la firme postura de China durante las conversaciones. En los últimos diez años, Pekín ha encontrado otras fuentes de gas. Turkmenistán es, por el momento, es su mayor proveedor y, el año pasado, China empezó a importar ese hidrocarburo de Birmania. Otro de los obstáculos en la negociación tuvo que ver con la construcción de gasoductos hacia China. Hasta ahora hay un gasoducto completo que recorre el oriente ruso hasta la frontera con China, llamado «Energía de Siberia». Se inició en 2007, tres años después del acuerdo inicial de Gazprom con CNPC. La financiación de entre 22.000 millones y 30.000 millones para esta infraestructura fue el meollo de las recientes discusiones.

 

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