El Atlético de Madrid está empeñado en darle picante a la Liga y poner al borde del infarto a sus hinchas. Lo demostró tras empatar a uno contra el Málaga en un partido en el que los nervios, primero, y Willy Caballero, después, evitaron un triunfo que habría dado el alirón a los rojiblancos.

El Atleti comenzó el partido agarrotado, muy tenso. Los jugadores del Cholo Simeone sabían que tenían en sus botas el convertirse en leyendas y esa presión les pesó especialmente durante la primera parte. Pudo David Villa convertir ese estado de nerviosismo en confianza a los doce minutos, pero su remate con Caballero batido se estrelló en el larguero.

El Málaga se mostró muy ordenado atrás e impidió que los rojiblancos dispusieran de claras ocasiones durante la primera parte. Pese a ello, tanto Koke como Raúl García pudieron adelantar al Atlético antes del descanso, pero sus remates se marcharon fuera por muy poco.

Era obvio que al Atleti le estaba dando algo de vértigo verse campeón y en los primeros compases de la segunda parte al Málaga, guiado por un gran Amrabat, le quedó claro que podía aprovechar que su rival atacaba con más corazón que cabeza para marcar a la contra y comenzó a visitar a Courtois con peligro.

Avisaron los hombres de Bernd Schuster cuando en el minuto 60 Santa Cruz se presentó en un mano a mano contra Courtois que ganó el belga. No pudo decir lo mismo el portero cinco minutos después, cuando Samu adelantó al Málaga tras aprovechar un nefasto despeje de Alderweireld y una peor salida de Courtois. El Calderón se convirtió en un velatorio de caras largas y pensamientos de sueños rotos.

Sin embargo, Alderweireld enmendó su error anterior, disipando así los fantasmas del ‘pupas’, empatando el partido de cabeza a la salida de un córner en el minuto 74 demostrando que esta temporada la pizarra de Simeone es puro oro. El 1-1 hizo al Atleti volver a creer en sí mismo. Sin embargo, ahí comenzó a emerger la figura de Caballero, empeñado con sus paradas en que la Liga se decidiera en el último partido.

Con el partido del Barcelona ya finalizado (0-0) tuvo el Atlético la oportunidad de convertir la guerra del próximo sábado del Camp Nou en un puro trámite. Adrián cogió un balón al borde del área y le dio una rosca que sólo tenía un objetivo: dar la Liga al Atlético. Era el momento, pero Caballero voló hacia la escuadra y con su mano evitó el éxtasis y delirio de la hinchada rojiblanca.

Este quedará aplazado, al menos, un partido más. Ahora el Atlético se jugará la Liga a cara de perro en el Camp Nou. El mismo escenario en el que el ‘Atleti’ del doblete comenzó a edificar su gloria. Y es que Simeone también es un nostálgico del 96 y sabe que aquel año los colchoneros se jugaron la gloria a una carta y final a final la consiguieron. ¿Volverá a escribir esas páginas de leyenda? La respuesta ya es seguro que del próximo sábado no pasa.

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