La diversidad genética de los neandertales era menor que la de los humanos actuales. Esta es una de las conclusiones principales a las que ha llegado un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ha sido publicado en el último número de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Según ha señalado el CSIC en un comunicado, este trabajo analiza los exomas (la parte del genoma que codifica para las proteínas) de un denisovano y de tres individuos neandertales de tres regiones diferentes: la cueva de El Sidrón, en Asturias, la cueva de Vindija, en Croacia, y la cueva de Denísova, en Siberia.

“El exoma de los tres neandertales junto con el del individuo de Denísova ha permitido por vez primera identificar los cambios de aminoácidos derivados compartidos por estos homínidos arcaicos y que no ocurren, o lo hacen en muy baja frecuencia, en los humanos actuales. Estos resultados son de gran interés ya que abren la puerta a la identificación de la base genética de los cambios fenotípicos producidos en los procesos evolutivos”, según ha explicado el investigador del CSIC Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

El estudio ha abordado por vez primera la identificación de los genes potencialmente responsables de los cambios físicos de los homínidos arcaicos y de los humanos recientes. La comparación de los exomas fósiles con los de varios humanos modernos de África, Europa y Asia muestra que el linaje común de denisovanos y neandertales acumuló un buen número de mutaciones en los genes que controlan la forma del esqueleto (cara, paladar, occipital, tórax o extremidades entre otros), distribución del pelo, metabolismo y sistema cardiovascular.

El trabajo también ha desvelado que los neandertales estaban distribuidos en pequeños grupos alejados unos de otros y que esas pequeñas poblaciones locales presentaban ligeras diferencias entre ellas. Esto, según ha apuntado Rosas, podría deberse a que las relaciones endogámicas dentro de esos pequeños grupos de neandertales pudieron ser más comunes de lo que son en los humanos actuales.

Por último, esta investigación revela que a lo largo del proceso evolutivo, en el linaje sapiens se han producido mutaciones en genes que afectan en el ámbito de la agresividad y de la hiperactividad, aunque aún se desconoce si estos cambios genéticos han incrementado o reducido los niveles de cada una de estas pautas de comportamiento.

En la investigación, dirigida por el paleogenetista Svante Pääbo del Instituto de Antropología Evolutiva del Max Planck, han colaborado diferentes grupos de trabajo, entre los que se incluye el Equipo Investigador de El Sidrón, con Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra), Antonio Rosas del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y el arqueólogo Marco de la Rasilla, de la Universidad de Oviedo.

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