Nuevas campañas de desinformación ad portas de las elecciones en Estados Unidos suplantan la identidad de influencers en las redes.
Debbie Nederlof, una influencer de moda alemana de 32 años, ha visto cómo sus fotos, tomadas de su cuenta de Instagram, se utilizan en perfiles falsos de X (anteriormente Twitter) para promover mensajes pro-Trump. A pesar de vivir en Alemania y no tener participación en la política estadounidense, sus imágenes son empleadas para apoyar la candidatura de Donald Trump y su compañero de fórmula, el senador JD Vance de Ohio.
En julio, Nederlof descubrió que una cuenta de X, que se presenta como una ferviente seguidora de Trump, estaba usando sus fotos, incluyendo selfies en bikini. Nederlof, quien trabaja como óptica y madre soltera, se mostró indignada al ver que su imagen se usaba para impulsar propaganda política en Estados Unidos.
De acuerdo a una investigación de CNN, en colaboración con el Centre for Information Resilience (CIR), se han encontrado imágenes de 17 mujeres europeas que han sido robadas para crear perfiles falsos en X. Estos perfiles, que han ganado popularidad rápidamente, utilizan fotos de mujeres jóvenes y atractivas para atraer seguidores y difundir teorías de conspiración y mensajes partidistas.
Los perfiles falsos a menudo usan imágenes manipuladas para agregar eslóganes de Trump y MAGA a la ropa y difunden mensajes cargados de desinformación. Estos perfiles parecen seguir un patrón sistemático de comportamiento falso y a menudo retuitean y amplifican mensajes similares, sugiriendo un esfuerzo coordinado para influir en la opinión pública.
La investigación revela que, a pesar de que X ha eliminado la mayoría de estos perfiles en las últimas 24 horas, la plataforma sigue siendo un terreno fértil para la distribución de propaganda y desinformación. Nederlof y otras mujeres afectadas han tenido dificultades para hacer que sus fotos sean retiradas, a menudo encontrándose con respuestas insatisfactorias de las plataformas sociales.
En medio de un clima político tenso en EE.UU., donde la campaña de Trump se enfrenta a críticas por el uso de desinformación, el caso de Nederlof destaca la creciente amenaza de la suplantación de identidad y el uso indebido de imágenes en línea. La situación pone de relieve la necesidad de políticas más efectivas para proteger a las personas de la explotación de su imagen en la esfera digital.