Un padre francés, quien habría trabajado para la Santa Sede en el vaticano como consejero en materia de sexo y homosexualidad, fue prohibido de realizar sesiones de psicoterapia después de ser acusado de abusar sexualmente de sus pacientes.
Tony Anatrella, es el nombre del padre que fue acusado repetidas veces por varios hombres de haber cometido actos de agresión sexual. No obstante, las noticias, el Vaticano no ha destituido aún al padre.
“Es una gran decepción para las víctimas, porque las agresiones sexuales cometidas por Tony Anatrella son particularmente graves porque se van a dar en un contexto terapéutico”, dijo la abogada de las víctimas, Nadia Debbache.
Hace más de dos años que los medios de comunicación francés vienen relatando las denuncia de violencia a hombre y seminaristas que fueron enviados a Anatrella por exhibir ‘’tendencias homosexuales’’. Estos habrían de ser sometidos a una terapia de sexualidad con el padre quien aprovechándose de su posición hacía avances indebidos en sus pacientes.
Anatrella fue considerada una de las principales expertas de la Iglesia Católica en homosexualidad y se desempeñó como miembro consultor de las oficinas de salud y familia del Vaticano.
La enseñanza de la Iglesia considera que los actos homosexuales son «intrínsecamente desordenados», y en 2005 el Vaticano emitió una política destinada a evitar que los hombres con tendencias homosexuales «arraigadas» se conviertan en sacerdotes.
En un comunicado emitido el martes, la archidiócesis de París señaló que el sistema de justicia francés no había procesado penalmente a Anatrella porque los cargos en su contra excedieron el plazo de prescripción.
El comunicado, sin embargo, agrega que el Dicasterio para la doctrina de la fe del vaticano emitió una medida contra Anatrella, después de una investigación de la iglesia iniciada en 2016, para que este ‘’renuncie inmediatamente a todas las actividades profesionales como terapeuta’’.
Mientras que el Vaticano emitió un castigo mínimo, la archidiócesis de París «pidió formalmente» a Anatrella que cesara todas las publicaciones editoriales y la participación en conferencias. También le prohibió escuchar confesiones y le pidió que llevara una vida privada de oración.
Debbache calificó las medidas de la arquidiócesis de «fuertes», y señaló que el sacerdote tiene esencialmente prohibido hacer cualquier cosa como sacerdote, excepto decir misa en privado.