El evento más popular del mundo no parece distraer ni impedir que el gobierno de Iran siga cometiendo violación de los derechos humanos.

Ocurrió en el mismo sector del evento internacional: el futbol. Voria Ghafouri, 35, jugador del club iraniano Foolad Khuzestan, fue arrestado por las fuerza de seguridad iranís por supuestamente esparciendo propagada a cerca del gobierno.

Esto ocurrió el jueves en el club donde se encontraba entrenando el jugador, usándose como razón que «manchó la reputación de la selección y difundió propaganda contra el Estado».

Las agencias de noticias locales hicieron un recuento de lo sucedido explicando que Ghafouri se abría opuesto a que Qatar liderará o fuera la sede de la copa mundial. Al mismo tiempo, se le adjudicó que estaría criticando a las autoridades iranís y sus políticas durante su carrera como jugador, usando su imagen como plataforma.

Ghafouri, en efecto, comparte algunas de sus opiniones sobre las autoridades en sus redes sociales y esto parece haberle incluso repercutido directamente en su carrera profesional.

El jugador alega que los dueños de Esteghal se rehusaron a renovar su contrato en la temporada de 2023, algunas de ellas sospecha es por postura crítica (y pública) al gobierno.

Es difícil no entender la frustración y descontento de Ghafouri hacia el gobierno de su país. Son ya dos meses que se viven revueltas y manifestaciones en las ciudades que han dejado varios detenidos y muertos. Hasta noviembre la organización de Derechos Humanos de Irán ha identificado a 304 personas asesinadas por las fuerza de seguridad del país.

El equipo de Irán se rehusó a cantar el himno naciones antes de su derrota contra Inglaterra 6-2 el lunes. Esto para demostrar apoyo a los protestantes que se han estado manifestando desde la muerte de Mahasa Amin en manos de la policía en septiembre.

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