La violencia sigue escalando en Iraq mientras el futuro del país enfrenta momentos de gran incertidumbre. Tras el aviso de su regreso a la escena política, el líder chita iraquí Moqtada Sadr ha sido el precursor de una serie de revueltas que están desestabilizando a todo el país.
Después de exigir, el anterior sábado, que todos los políticos-confesionales se retiraran de sus respectivos cargos para dar paso a la ‘’reforma’’, muchos de los seguidores de Sadr han tomado las calles, invadido la zona ‘verde’ de la capital con explosivos e incluso asaltado el palacio de la república.
Un toque de queda ha sido establecido por el ejército iraquí, al mando del ministro de defensa Mustafa Kazimi, en la ciudad de Bagdad ayer a partir de las 15:30, a raíz de este último evento. El mismo se prolongará el día de hoy martes en la capital, pero se mantiene por un periodo indefinido en el resto del país.
La situación ha sido verdaderamente enervante en las últimas semanas. Las movilizaciones se habrían concentrado anteriormente en la sede del Consejo superior de la magistratura y el parlamento, al momento en el que solo las fuerzas de seguridad y la policía dependiente del ministerio del interior se habrían desplegado.
Sadr, que estuvo políticamente activo por veinte años después de la muerte de Sadam Hussein, ganó las elecciones el octubre pasado. Su accionar responde al supuesto estancamiento político e institucional para la formación del nuevo gobierno electo.
Los encuentros entre la policía y los manifestantes no faltaron. Según el medio al-Jazeera, al momento hay por lo menos 30 muertos y 700 heridos. Se especula, también, que existen grupos miliciano pro-iranies infiltrados entre los manifestantes. Estos serían los responsables de disparar con armas de fuego y fomentar la violencia.
La ONU se proclamó en contra de las manifestaciones, llamando a los seguidores de Sadr a abandonar las instituciones ocupadas y desescalar la violencia para dejar que los gobernantes continúen con su labor como administradores del país para todos los iraquíes. Por su parte, países vecinos como Iran han cerrado sus fronteras y cancelado todos los vuelos con destino al país vecino.
Los Estados Unidos también a intervenido sobre volando la ciudad con helicópteros militares y sirviendo como transporte seguro para algunos dirigentes iraquís y otras personas de alto rango.