El conflicto es el color que ha teñido el distrito de Exarchia en Atenas por las dos últimas semanas. ¿La razón? La construcción de una nueva estación de metro en plena plaza principal de un barrio históricamente conocido por ser el centro anarquista y de los movimientos de izquierda de Grecia.

Muchos de los habitantes creen que el nuevo metro, que forma parte de la línea 4, traerá más seguridad y desarrollo al barrio. Sin embargo, existe un solido grupo de manifestantes que se rehúsa a que desaparezca una comunidad cultural tan importante. Al momento son varios los choques con la policía, los cuales han dejado más de 10 arrestados.  

El equipo antidisturbios fue desplegado tan solo un día después del inicio de las obras que comenzaron el 10 de agosto, a las 4:40 de la madrugada. Si bien el distrito siempre a contado con la presencia de las fuerzas policiales, el tener que proteger el sitio de construcción, a llevado a las autoridades a aumentar el numero de efectivos policiales.

Los manifestantes se oponen al nuevo metro por dos razones principales. La primera tiene que ver con el cambio de aspecto que sufrirá la plaza. Escaleras eléctricas, ascensores y la cesión de algunos espacios verdes – supuestamente temporales puesto que se replantarían arboles – son algunas de las cosas que modificaran el característico estilo de la Plaza de Exarchia.

Por el otro lado, la segunda razón se presenta como una crítica más amplia. Muchos de los actuales residentes del barrio temen que con la llegada del metro – y por ende la modernización del barrio – suban los alquileres. La zona es ya muy atractiva para los turistas y son cada vez más los locales que prestan su atención al distrito.

Exarchia tiene conexión directa con muchas universidades y politécnicos, así como zonas céntricas y turísticas como Monastiriki y Omonia Square. Sus calles están llenas de bares, librerías y tiendas de discos. Recipiente de una comunidad particular definida como una ‘’diferente homogeneidad’, el barrio no cuenta con grandes avenidas, decenas de manzanas a menudo están dividías por calles peatones. Tampoco cuenta con grandes y extensas tiendas de distribución, siendo las típicas pequeñas tiendas de barrio la norma.

Esto por todo esto que se teme que se produzca una paulatina expulsión de los actuales residentes y un tipo de asimilación del barrio, que al día de hoy cuenta una realidad diferente a la de muchas otras áreas en Atenas.

Colmado de edificios con grafitis y murales, ocupados por cientos de personas a lo largo de los años, y expulsados de manera sistemática a partir del 2019. Exarchia fue siempre hogar de muchos movimientos de izquierda, antifascistas y anarquistas. El barrio se vista de una identidad propia que ha llamado la atención incluso de simpatizantes a estas ideas del exterior. En particular, la zona es muy popular entre estudiantes, artistas e incluso intelectuales.

Fue en este vecindario donde en 1973 una protesta conducida por estudiantes en contra de la junta militar (1967 -1974) dejó a 24 personas muertes. En recuerdo a ese evento es que Grecia aprobó una ley que prohibía la entrada de la policía a las estructuras universitarias. Desde el 2019, cuando esta ley fue revocada por el nuevo gobierno de derecha, el barrio ha vuelto a resurgir como contra centro político y cultural.

Así mismo el barrio se ha convertido en un centro de hospitalidad tras la creciente llegada de inmigrantes desde el 2015. Los activistas ocuparon decenas de edificios en el área, convirtiéndose en hogares temporales para muchos inmigrantes, en su mayoría sirios.

Para Kathimerini, un periódico griego conservador, la batalla de Exarchia se compara a lo que los nativos americanos vivieron contra los ferrocarriles en 1860: ‘’ Su cultura no podría sobrevivir al progreso que harían los ferrocarriles’’ Y esto es precisamente lo que temen los residentes del Exarchia.

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