Este lunes despegará desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida (EEUU), la misión Artemis I. Se trata de la primera de tres misiones que intentaran tener al hombre nuevamente caminando sobre el satélite de la tierra. O debería decir mujer…a diferencia de las pasadas misiones de la NASA, donde predominaban los hombres blancos, anglosajones y protestantes, el Artemis lll – programado para alunizar en 2025 – propone llevar a la primera mujer y la primera ‘’persona no blanca’’ a la Luna.
En esta primera misión se inviarán tres maniquís en la nave espacial Orión que hará un viaje de ida vuelta a la Luna en un lapso de 42 días. El lanzamiento sirvo como un ensayo general de las dos futuras misiones y tiene el propósito de testear el equipo, los controladores, coordenadas etc.
El conjunto lanzando se compone de un vehículo lanzador y la nave Orión los cuales, entre ambos, alcanzan los 98 metros de altura. Lo que resalta de esta nueva misión es la participación de la Agencia Espacial Europea (ESA), la cual estaría encargada del módulo de servicio, una pieza esencial pues se encarga de suministrar oxígeno, agua y electricidad a los astronautas de las futuras misiones. Además, se encargará de propulsar la cápsula tripulada y controlas su temperatura.
Según, Pedro José Herráiz, ingeniero aeronáutico español que participa de la misión dentro de la ESA, es la primera vez que la NASA le confía a la ESA un parte ‘’crítica’’ de una misión. “Ninguna de las tres primeras misiones va a ser igual. En Artemis I, como no hay tripulación y vamos a probar cosas, el perfil va a ser más arriesgado que en la siguiente, que sí va tripulada”, comenta.
Un hito histórico y social
La misión que lleva el nombre de Artemis en honor a la hermana del dios apolo, tiene también como propósito romper con los esquemas y cánones de antaño mandando a la primera mujer y ‘’persona no blanca’’ al satélite terrestre. La primera astronauta mujer fue la estadounidense Sally Ride, que en 1983 voló junto al primer astronauta negro de la NASA, Guion Bluford en 1983. Estos, sin embargo, no pasaron de la órbita de la Tierra.
Esto representa un hitó social puesto que una cosa así nunca había sucedido siendo en gran mayoría hombres blancos los postulantes y astronautas a ser mandados al espacio.