Existe ya una manera para combatir las sequias que se están volviendo cada vez más frecuentes y severas a medida que pasan los años. El problema de las sequias no es solo un fenómeno que aflige a países del viejo continente, sino que también encuentran maneras de producir calamidades en otras partes del mundo tanto en países considerados ‘subdesarrollados’ como Bangladesh y Kenya, así como en Estados Unidos donde la temperatura promedio en estados como Texas a incrementado en 1.5 grados desde 1900 y con una tasa de crecimiento que sigue disparándose hacia arriba.

El incremento de las sequias a nivel mundial puede ser explicado a través del Ciclo del Agua. En teoría la tierra absorbe el agua que cae en forma de lluvia durante la fase de precipitación, posteriormente las plantas y cultivos absorben el agua que necesitan y desechan el resto cosa que mantienen la tierra húmeda y llena los lagos, ríos y represas. Eventualmente, esa agua se evapora, durante la etapa de transpiración, y se vuelve a condensar permitiendo que el ciclo se repita. Lo que sucede cuando las temperaturas son inusualmente altas es que las plantas se aferran al agua, transpirando menos, y la evaporación tanto de la tierra como de las fuentes de agua ocurre más rápido. Eso desestabiliza por completo el ciclo y prolongan la falta de lluvia.

Las temporadas de intenso calor no solo están llegando antes, sino que son más calientes y más secas. Esto nos afecta a todos, pero particularmente y en un plazo más corto, a los agricultores que no consigue cosechar sus productos y no tienen nada que vender. Sin embargo, existe una tecnología que podría resolver esta problemática de una vez por todas: la siembra de nubes.

Esta técnica consiste en disparar desde un aeroplano una seria de químicos – entre ellos el yoduro de plata – en los límites de las tormentas eléctricas. Con ello se pretende sacar la mayor cantidad de agua de una sola nube y esto el procedimiento para hacerlo puede ser resumido de la siguiente manera: las nubes que componen las tormentas cuentan con miles de gotas de agua fría, pero estas son muy pequeñas para congelarse y muy livianas para que la gravedad haga que caigan. El yoduro de plata se suministrado para dar una estructura molecular que ayude a que se formen partículas de hielo, ese hielo termina absorbiendo las gotas de agua fría de la nube las cuales después de unos 20 minutos son lo suficientemente pesadas para caer del cielo en forma de lluvia.

Esto parecería ser ideal para contrarrestar los efecto del cambio climático. Sin embargo, la siembra de nubes cuenta con una gran problema; carece de suficiente respaldo científico. Si bien la tecnología se conoce desde 1940, la comunidad científica no termina aceptando los resultados de la técnica pues las pruebas de su utilidad no logran satisfacer sus estándares. A pesar de ello, ya son varias las organizaciones dedicadas a la siembra de nubes que asegura, por medio de diversos estudios, que en los últimos 10 años ha habido un incremento hasta del 15% en la precipitación de las nubes gracias a esta técnica. Paises como Australia, China e India ya cuentan con programas de siembra de nubes y algunos países europeos están empezando a desarrollarlos.

Esperemos que en un futuro esta practica pueda ser acreditada y aplicada en más lugares. Las proyecciones de la ONU estiman que un tercio de la población mundial se vera afecta por sequias para el año 2050, e incluso ahora estamos ya encarando las consecuencias. No contamos con mucho tiempo para poder solucionar y corregir la situación en la que nos encontramos.

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