Las autoridades sanitarias de Dinamarca han decidido decretar el fin de la pandemia, pese a que el país sigue registrando cifras récord de contagio. Una decisión que llega por los síntomas leves de la variante ómicron y por el alto porcentaje de daneses vacunados.
A partir del martes 1 de febrero, el país nórdico eliminará todas las restricciones que impusieron durante su cuarta ola. La Covid-19 dejará de ser considerada una enfermedad “crítica” para la sociedad.
Por tanto, se cesarán todas las medidas vigentes. Dejará de ser obligatorio el uso de la mascarilla en interiores y no habrá restricciones de aforo en eventos sociales, culturales o en restauración.
Desde el Gobierno han asegurado que “estamos listos para salir de la sombra del coronavirus, decimos adiós a las restricciones y le damos la bienvenida a la vida que teníamos antes”. La primera ministra Mette Frederiksen ha subrayado que se trata de un “hito” y de una fase de transición.
Además, ha justificado la decisión asegurando que no hay que fijarse solo en las cifras de contagio. “Una de las más importantes es la de enfermos de gravedad y esa curva se ha roto”. Pese a que Dinamarca ha registado casi 47 mil nuevos casos en las últimas 24 horas, la cifra de ingresados es de 938 y 40 la de pacientes en cuidados intensivos.
Dinamarca cuenta con el 80,6% de la población vacunada con la pauta completa y el 60% ya ha recibido la dosis de refuerzo. Las autoridades sanitarias creen que los contagios se mantendrán durante algunas semanas, pero ven desproporcionadas las medidas que había establecidas ante la nueva situación.
