Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han patentado una nueva arma, que aunque no es letal, evidencia un control casi total de la persona a la que se le está aplicando. El equipo cargado de micrófonos y altavoces direccionales graban la voz de su usuario y la devuelven a sus oídos unos milisegundos más tarde, lo suficiente como para que el ruido produzca confusión.

El sistema es llamado por sus siglas AHAD que significan Acoustic Hailing And Disruption, se desarrolló en 2019 y ya ha sido registrado para ponerse en uso. Según el ejército, tiene capacidad suficiente para hacer callar a cualquier individuo, pues esa señal de retorno hace que la persona no pueda seguir pensando mientras intenta procesar su voz. La única solución de acabar con el malestar es callar y así tratar de recuperar la orientación.

A pesar de su potencia, sus creadores afirman que no produce efectos secundarios ni deja secuelas en sus víctimas. Lo definen solo como una arma acústica diseñada para hacer callar al enemigo, que podría terminar afectado si se resiste al ataque. Se desconoce si este equipo fue diseñado para un fin en específico o simplemente el ejército se prepara para lo que podría estar por venir.