Los talibanes tomaron Kabul, la capital de Afganistán y con ello se declararon gobernantes totales del país que ahora vuelvea adoptar sus costumbres y leyes, tal como hace 20 años. Las más castigadas de su régimen siempre han sido las mujeres, quienes son obligadas a usar «burka» la vestimenta que les tapa de la cabeza a los pies. Además, se les impide estudiar, trabajar y hacer cualquier otro tipo de actividad fuera de casa.
Una mujer afgana contó a The Guardian un poco de su realidad tras la toma de los talibanes: «Apenas el domingo por la mañana me dirigía a la universidad para una clase cuando un grupo de mujeres salió corriendo del dormitorio de mujeres. Pregunté qué había pasado y uno de ellos me dijo que la policía los estaba evacuando porque los talibanes habían llegado a Kabul y que golpearían a las mujeres que no llevaban burka».
La mujer contó que le costó llegar a casa, ningún hombre quería asumir la responsabilidad de llevar a una fémina en su vehículo. Y eso no fue lo único, algunos hombres también se burlaban de lo que les vendría. “Ve y ponte tu burka”, “Son tus últimos días en las calles”, «Me casaré con cuatro de ustedes en un día», decían.
Al llegar a su residencia ocultó todos sus diplomas y escondió su ordenador. Los talibanes no podían enterarse de que había estudiado y mucho menos de muchas veces dio clases en su comunidad. «Como mujer, me siento víctima de esta guerra política que iniciaron los hombres. Sentí que ya no podía reírme a carcajadas, ya no podía escuchar mis canciones favoritas, ya no podía encontrarme con mis amigos en nuestro café favorito, ya no podía usar mi vestido amarillo favorito o lápiz labial rosa. Y ya no puedo ir a mi trabajo ni terminar la carrera universitaria por la que trabajé durante años», escribió la mujer que hoy teme por su vida y la de sus semejantes.