Entre 200 y 1.000 metros de profundidad en el mar, la luz se vuelve casi inexistente. Una vez más la naturaleza hace gala de sus bondades y presenta a algunas especies marítimas que brillan en la oscuridad. En Nueva Zelanda hay 3 tipos de tiburones bioluminiscentes.

Jérôme Mallefet, viajó a este país, específicamente a la costa de Chatham Rise, con un grupo de científicos de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, para demostrar su teoría: El 11% de los tiburones emiten luz y lo consiguió.

El tiburón linterna de vientre negro (Etmopterus lucifer), el tiburón linterna del sur (Etmopterus granulosus) y el tiburón cometa o carocho (Dalatias licha), fueron sacados del alta mar e introducidos en un depósito de agua dentro de un buque, sin ningún tipo de alumbrado.

Los tiburones empezaron a mostrar sus colores, en su mayoría entre azules y verdes. Los expertos identificaron que aunque la luz era proporcionada por los órganos fotóforos de los animales, la parte responsable de que se produjera la luz no era el sistema nervioso, sino la melatonina de la piel, un conocimiento completamente nuevo para ellos.

Se cree que los tiburones usan esta herramienta para camuflarse y evitar ser víctima de otros animales marinos más grandes. De estos tiburones, el más sorprendente es el carocho, que llega a medir 180 centímetros y así se convierte en el vertebrado luminoso más grande del planeta, con un peso aproximado de 30 kilos.

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