La figura de Pablo Hasél es cuando menos complicada de explicar. El rapero y poeta nacido en Lerida fue desde el principio una figura controversial. Cultivador y amante al mismo nivel del rap consiente, sus posiciones políticas, radicalmente de izquierdas y defensor de la causa republicana lo han alejado del mainstream.
A eso se ha sumado su disposición a participar en eventos que lo pueden poner en situaciones complicadas legalmente. En 2016 fue acusado de rociar a un periodista con líquido de limpieza, y las letras de sus canciones han generado cargos en su contra por enaltecimiento al terrorismo así como por calumnias e injurias a la corona.
Esto último es lo que ha generado el apoyo de varios miembros del mundo del arte y la cultura en España. 100 figuras, entre las que destacan nombres como Joan Manuel Serrat, Javier Bardem, y Pedro Almodovar han pedido que se retiren los cargos contra el músico, quien dejo pasar el plazo para ir la cárcel voluntariamente.
Además de pedir la libertad del músico el comunicado pide que este tipo de delitos se eliminen porque significan «Una espada de Damocles para los artistas», que deben enfrentar cada vez que «deciden criticar alguna institución del estado».