Se nos viene a la cabeza aquella canción de Alejandro Sanz que decía: «No es lo mismo ser que estar no es lo mismo estar que quedarse…». En mujeres y hombres y viceversa (myhyv) no es lo mismo estar sentado en una silla de pretendiente que en el trono o, incluso, entre el público. Ni, mucho menos, es igual quedarse que irse… 

El estatus manda en programas de este tipo, donde se cobra por programa y por silla. Es decir, no cobra igual el cámara que la presentadora ni el tronista que el pretendiente. Todos quieren el trono, algunos se conforman con el estatus de pretendiente y muy pocos optan a la categoría de «gancho».

Eso sí, aunque estos últimos se sienten entre el público, no tienen nada que ver unos con otros, ni económica ni socialmente: un gancho suele ser un antiguo tronista que dio mucha audiencia, la sigue dando y está en condiciones de, imaginamos, exigir al programa de las mediodías de Telecinco, presentado por Emma García.

Pongamos el ejemplo de Noel: hace poco, María (actual tronista XX), que había pretendido a Ángel (actual tronista XY), al que fue infiel con Isaac, y llegó a la final de Noel, le propuso al canario que dejase su butaca como «gancho» para sentarse entre sus chicos.

Dos programas duró la intriga. Que si sí, que si no, que si no, que si sí. ¿Qué había que negociar? El contrato con la cadena, que, seguramente, no ofreció a Noel la suma de dinero que en estos momentos se embolsa. Con lo cual, no interesaba.

De esta manera, muchos pretendientes, aunque vean que la tronista no les gusta o ellos a ella no le atraen, aguantan. Por dinero. Por fama. Por subir de estatus. Nos preguntamos: ¿estos chicos y chicas pondrán en el currículum que han pasado por myhyv?

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