Elecciones europeas, sí, pero con la mirada muy puesta en los resultados a nivel nacional. No en vano, los comicios de este domingo han sido los primeros de carácter estatal desde las generales de 2011. Con una participación provisional más alta de lo que las encuestas pronosticaban, esta cita electoral refleja una estrepitosa caída del bipartidismo en España y un auge de los partidos minoritarios, incluyendo la entrada con fuerza de nuevas formaciones en el arco parlamentario europeo.

Con una participación del 45,84%, según los datos de participación provisionales aportados por el Ministerio de Interior, se supera el porcentaje del 2009, cuando fueron a votar el 44,9% de los electores. Con ese resultado, la abstención, del 54,16%, habría bajado un punto. Sí crece el número de votos nulos, del 0,62 al 1,82% (unos 290.000), y el número de votos en blanco, del 1,39 al 2,29% (más de 357.000). Pese a los malos augurios que preveían todos los sondeos, la participación habría sido por tanto algo superior a la de las elecciones de hace cinco años, gracias principalmente al tirón de los catalanes.

Cataluña ha sido la comunidad en la que más ha aumentado la asistencia a las urnas: el 47,6% alcanzado es superior en diez puntos al porcentaje de 2009. En las elecciones de aquel año al Parlamento Europeo se produjo la abstención más alta en unos comicios de ámbito nacional, con un 55,1%.

Una de las principales consecuencias de este 25-M es el hundimiento del bipartidismo. El PP ha ganado las elecciones pero ha obtenido 16 escaños y el PSOE, 14. Esto supone la pérdida de ocho eurodiputados para los populares y de nueve en el caso de los socialistas. Si en 2009 ambos partidos sumaron el 80,9% de los votos, con 12,81 millones, en esta ocasión el porcentaje conjunto se queda en el 49% y la cifra absoluta, en los 7,6 millones. La candidatura de Miguel Arias Cañete ha sido apoyada por unos cuatro millones de españoles, el 26% del total, con lo que pierde a más de un tercio de su electorado. En esta ocasión han confiado en el partido unos 2,6 millones de electores menos que en las europeas de 2009, cuando aún no estaba en el Gobierno, y sufre una caída porcentual de 16 puntos. El PSOE no obtiene mejores resultados. Los socialistas pierden igualmente 2,6 millones de votos y se quedan en 3,59 millones.

La lista encabezada por Elena Valenciano obtiene el 23% de los sufragios, frente al 38,78% de la anterior cita electoral europea. Cabe destacar la contribución de Andalucía a que la caída no haya sido mayor. El partido ha obtenido en dicha comunidad un resultado doce puntos por encima de la media nacional. Con aproximadamente 937.300 papeletas se ha alzado con el 35,12% de los votos. Auge de los minoritarios y fragmentación de la izquierda La debacle de los dos grandes partidos ha dado paso al aumento de formaciones minoritarias.

En la octava legislatura del Parlamento Europeo, La Izquierda Plural tendrá cuatro eurodiputados más, al pasar de dos a seis. La coalición que lidera Izquierda Unida ha incrementado su electorado en casi un millón de votos. La formación ha sido respaldada por 1,56 millones de electores. Con ello roza el 10% del censo, lo que refleja una subida de 6,3 puntos.  El resultado del PSOE en Andalucía ha sido doce puntos superior a la media nacionalEstos resultados colocan a La Izquierda Plural como la tercera fuerza más votada, desbancando a Coalición por Europa CEU), formada por CiU, PNV, Coalición Canaria y Compromiso por Galicia. Esta formación pasa al sexto puesto, con tres representantes, los mismos que tenía. Sus resultados han sido similares a los cosechados en 2009. Sus 850.000 sufragios suponen el 5,4% del total.

La sorpresa la ha dado Podemos, situándose como la cuarta formación con más votos. Este partido de izquierdas, de nueva creación, ha hecho su entrada en la Eurocámara con cinco representantes. 1,2 millones de votantes, cerca del 8% del total, se han decantado por esta opción política. En algunas zonas, como en la Comunidad de Madrid, el partido de Pablo Iglesias ha llegado a superar a IU. Justo por detrás y también con un crecimiento importante se encuentra UPyD, que ha pasado de tener en el Parlamento Europeo únicamente a Francisco Sosa Wagner a contar con cuatro eurodiputados en los próximos cinco años. La formación liderada por Rosa Díez ha duplicado el número de votos, al contabilizar casi un millón (el 6,5%).

Además habrá otras formaciones que debutarán en la Eurocámara en la próxima legislatura. Es el caso de Ciudadanos, que ha logrado dos representantes, o de Primavera Europea, coalición liderada por Equo, que sentará a su cabeza de lista en el hemiciclo. La Izquierda Plural se posiciona como la tercera fuerza más votadaEsquerra Republicana no es la primera vez que obtiene representación pero en este caso no ha concurrido a las elecciones dentro de la coalición Europa de los Pueblos Verdes, en la que estuvo acompañado por Bloque Nacionalista Galego (BNG), Aralar, Los Verdes, EA y la Chunta Aragonesista, y que solo obtuvo un escaño en 2009. Los catalanes han encabezado una nueva formación, Esquerra Pel Dret a Decidir, que se ha alzado con dos escaños. En Cataluña han sido la fuerza más votada, superando a CiU, y confirmando la movilización soberanista. Con ellos se eleva también la presencia de los nacionalistas en Bruselas.  Los Pueblos Deciden, en la que se han unido EH Bildu, el BNG, Alternativa Nacionalista Canaria y Unidad del Pueblo, cuenta con un eurodiputado. De esta forma han quedado repartidos los 54 escaños que le corresponden a España en la Eurocámara. Son los mismos que tenía al cierre de la pasada legislatura pero en 2011 crecieron en cuatro respecto a los comicios de 2009 al adaptarse la institución al Tratado de Lisboa (dos fueron para el PSOE, uno para el PP y otro para CEU). La institución, formada por 751 diputados, será mayoritariamente proeuropeísta en el próximo periodo legislativo, pero estará muy atomizada.

¿Qué ha sucedido en el resto de Europa? 

La Europa que emerge de la crisis que marcará el arranque de este siglo sacó este domingo un viejo diablo del armario con el ascenso fulgurante de los radicales en varios países, pero a la postre dio la victoria, por muy escaso margen, al democristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker, y otorgó una amplia mayoría a las fuerzas proeuropeas. Ganó por la mínima Juncker, con su mensaje de austeridad y reformas, al que ahora promete agregar un toque social. Tras haber dominado con claridad las instituciones en la última década y media, la Gran Recesión hace mella en el Partido Popular Europeo, que pierde decenas de escaños, pero sitúa de nuevo a los conservadores como primera fuerza del Europarlamento pese a los efectos devastadores de la crisis, que hasta ahora había barrido a todo tipo de Gobiernos, casi sin excepción. La Eurocámara no pasó por esa centrifugadora política, aunque sí por otras peligrosísimas: con el Frente Nacional francés como mascarón de proa, y con una presencia amplia de Norte a Sur (en Dinamarca y Finlandia, pero también en Grecia e Italia) y de Este a Oeste (Hungría, Alemania, Reino Unido), los populismos confirmaron en las urnas la fuerte subida que les daban los sondeos, y complicarán la gobernabilidad del proyecto europeo. Y puede que también la de los países donde obtienen mejores resultados.

El auge de los eurófobos es una sacudida e indica que el grado de incertidumbre aún es altísimo. Las rimas de la historia: el siglo XX europeo demuestra que las grandes crisis, combatidas con determinadas recetas económicas, “provocan que la democracia se vuelva contra la democracia”, apunta un diplomático.

 

 

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