Ninguna de las advertencias parece cien por ciento eficaces para prevenir un accidente, la única manera para evitar que la gente haga lo que no debe es haciéndolo imposible hacerlo.
Pensaran dos veces ahora los operadores del famoso tren de la muerte en Tailandia, quienes el dÃa de hoy cargaron con la culpa de la muerte de un turista que calló desde uno de los vagones en movimiento después de querer sacarse una selfie.
Patrick Ward, un turista irlandés de 45 años que viajaba de Bangkok a Kanchanaburi abrió la puerta de uno de los vagones para sacar un foto de la icónica cueva de Krasae cuando resbaló y encontró su muerte, según reportan las autoridades locales.
La compañÃa de turismo, por su parte, afirmó que el turista ‘perdió el equilibrio’ cuando el tren, que data de la segunda guerra mundial, ‘daba un giro en la esquina’.
La noticia se volvió viral después de que una serie de pasajeros compartiera videos y fotos del siniestro en sus redes sociales. Cayó alrededor de diez metros antes de reducirse a materia orgánica sin vida en el suelo.
El horroroso video muestra como el hombre cae desde la puerta del vagón, sujetándose ineficazmente a una de las vÃas del tren, hacia el lado del barranco.
Después de conocerse su caÃda, la locomotora detuvo el viaje y un grupo de rescate fue llamado al lugar y empezó un rastrillaje del área. Tras encontrar el cuerpo procedieron a realizar CPR por alrededor de 30 minutos.
Lamentablemente Patrick fue declarado muerto poco después de medio dÃa, tan solo un par de horas después del accidente. La causa del muerte fue un cuello roto, según declara el teniente coronel Kiattiska Kerdchoke.
fue informado a las 11.54 horas que un turista se habÃa caÃdo del tren mientras pasaba por el puente ferroviario», dijo.
«Se coordinó un equipo de respuesta con rescatistas y paramédicos.
«Los oficiales tuvieron que usar métodos para descender lentamente del acantilado para ayudar al hombre herido.
“Al llegar al cuerpo de la persona lesionada, encontraron una gran herida de desgarro en el brazo derecho, el cuello fracturado.
«No respondÃa y no respiraba», concluyó.