Murió hoy uno de los directores de cine más revolucionario del siglo XX. A sus 91 años el cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard pasó al mundo del eterno descanso según comunica el diario francés Liberation.

Godard es conocido por impulsar el tratamiento de temas con técnicas nueva que hasta el momento permanecían lejos de las pantallas. Fue el símbolo y fundador de la Nouvelle Vague y se le adjudican algunas de las mejores films del cine francés como Vivir Su Vida, La Chinoise o Adiós al lenguaje.

Su fama inició, sin embargo, con el film independiente Al Final de la Escapada (1960) protagonizado por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg quien habría revolucionado el lenguaje cinematográfico con su innovador montaje, encuadres rupturistas y un – nunca antes visto – sonido.

El cineasta nació en Paris pero con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se mudó a Suiza donde creció hasta decidir regresar a parís para estudiar en La Sobornne. Galardonado con todos los grandes premios; un Oscar honorifico, una Palma de Oro especial, un León de Oro en Venecia y un Oso de Oro en Berlin, Gonard verdaderamente trascendió y expandió los límites del cine con su faceta teórica y crítica.

En una de sus últimas apariciones por los grande festivales, en el Festival de Cannes en 2018, Gonard participó de una video llamada en la que afirmaba que «La democracia moderna, a través de la política, contribuye al totalitarismo y creo que muchos actores hoy contribuyen al totalitarismo de la imagen filmada contra la imagen pensada», que refleja fielmente su ideología y manera de ver el mundo – además de su carácter crítico.

Participante original en las revueltas de Paris de 1968, Gonard fue siempre un militante y esto era distinguible en sus películas. Su ultimo trabajo, por ejemplo, Le livre d’immage, tomo muy en cuenta lo expuesto por pensadores como Bretch, Malraux y Edward Said. El film exponía una vista pesimista de la humanidad a través de dos ejes, la idea de Marx de que todo se repite con un remake a lo ‘hollywood’ y el tren simbólico de un mundo que no deja de moverse, aunque sin saber donde va.

Con Gonard no solo parte un gran cineasta y el más alto de los cines, sino un alma revolucionaría que vio como la guerra era odiosa y a las religiones falsear nuestra sociedad. Si algo tendríamos que recordar del director no son solo sus films pero que hay que siempre apostar por la revolución.

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