Las aplicaciones han cambiado nuestra vida, prácticamente no hay cosa que no podamos hacer a través de ellas; desde la comida, hasta los eventos e incluso el amor. En este último campo, la aplicación Tinder domina el mercado con 400 millones de descargas. ¿Qué dice esto de la manera en como el ser humano se relaciona con su homologo?

Justi García del Instituto Kinsey ha estado llevando acabo una investigación en Sexo, Género y Reproducción durante los ultimo años. El investigador comenta que ‘’ “Tinder es uno de los dos grandes cambios que han alterado el apareamiento humano en los últimos cuatro millones de años”. El primero sucedió entre 10.000 y 15.000 años cuando nos volvimos sedentarios a causa del descubrimiento de la agricultura, con l que se estableció el matrimonio como contrato cultural. Ahora parece algo ridículo que el segundo gran cambio sea a razón de una app de teléfono con geolocalización que te permite encontrar personas en un ratio de entre 2 y 160 kilómetros. Esto prácticamente a resumido la búsqueda de parea sexual en un trámite similar al de pedir comida o reservar un vuelo de avión.

Además de este importante cambio a nivel de comportamiento y relacional, aplicaciones como Tinder también han hecho más ambigua el propósito de conocer a una persona. La aplicación se adjudica más de 8.000 millones de conexiones, pero no especifica si han sido estas solo virtuales o si han llegado las personas a conocerse en la vida real, o ambas. Sea cual sea el caso, la duración y calidad del esos apareamientos termina pareciéndose más a una ‘lotería’, un juego de oció como las maquinas traga monedas.

En un estudio titulado Hooking Up: Sex, Dating and Relationship on Campus dirigido por Kathleen A.Bogle, resalta que  “El informe arroja luz sobre una notable confusión en torno al propósito de los encuentros casuales. (…) Ni siquiera hay un acuerdo sobre la definición del término “rollo” (hook up en inglés) que algunos usan cuando se han besado con alguien; otros, cuando han tenido un episodio de sexo oral sin coito, y otros, para describir una relación que les sienta bien”.

El Algoritmo no es justo ni neutral

Si alguna vez te has descargado la aplicación y haz pasado horas sin recibir un solo match, no haz de sentirte mal pues lo más posible es que la aplicación este jugando en tu contra.

El algoritmo de Tinder funciona de tal manera que establece un ranking de atractivo que determina cuan visible será tu perfil y las posibilidades de hacer match con otra persona. En ese sentido, mientras más likes tengas, mas sube tu ELO SCORE. Esta clasificación fue creada por Alfred Elo en 1960 para las competiciones de ajedrez y ha servido de inspiraciones para los desarrolladoras de la aplicación.

Judit Duportail en su libro, El Algoritmo del amor: un viaje a las entrañas de Tinder (Contra, 2019) explica como funciona el Elo Score. Este da un puntaje diferente para hombres y mujeres, y favorece loos encuentros entre hombres mayores y mujeres más jóvenes. El resultado es una puntación individual e independiente para cada persona basándose en us atractivo y ‘deseabilidad’. Siguiendo el modelo, Tinder haría mas visibles a candidatos más o menos parecidos entre sí.

En promedio una mujer da ‘Me Gusta’ a un 14% de los perfiles que ve, mientras que los hombres un 46%.

La Adicción del Rechazo

Existe también otro componente que hace de esta aplicación no solo fútil para su propósito existencial – crear citas – pero también termina metiendo a sus usuarios en un loop eterno y desfavorable.

El rechazo en la aplicación se puede deber a los detalles más ingenus como mala ortografía, una mala foto, un mensaje un poco muy largo u otro demasiado corto. Esto lógicamente hace que las personas sientan un picazón horripilante en su ego lo que los obliga a querer solucionar a toda costa la interacción. Es eso, o empezar a rechazar a otros perfiles solo por que si.

Esto de rechazo es adictivo ya que nos inyecta mucha dopamina y es lo que hace a Tinder tan divertido. Tinder juega con nuestras emociones, nos sentimos bien cuando conseguimos un buen match y somos miserables cuando no alcanzamos a llamar su atención. Esto nos sitúa en el primer paso de nuevo y el loop se repite eternamente.

Hay que cuidar nuestra salud mental y trabajar en nuestras relaciones interpersonales que si las dejamos en manos del señor Tinder puede que terminemos solos, tristes y con una suscripción de 28 euros al mes que de nada ayuda.  

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