Según el estudio, publicado este lunes 4 de octubre, por Frontiers Marine Science y firmado por el Centro Griego para la Investigación Marina, en el Mediterráneo «flota actualmente una cantidad impresionante de micro y macroplásticos«.
Países implicados
España, Italia y Francia están directamente implicados en el tema de los microplásticos. Estos son producidos por las plantas de tratamiento de aguas residuales, y se han encontrado principalmente cerca de las ciudades metropolitanas y de las zonas muy pobladas de las costas de los países mencionados. Estos países también representan zonas con una alta concentración de macroplásticos. Los mayores microplásticos se encontraron en zonas con grandes cantidades de aguas residuales sin tratar, como Grecia y Turquía.
Las costas de Argelia, Albania y Turquía también mostraron una abundancia de macroplásticos, al ser zonas con un importante aporte fluvial.
Las cifras de la contaminación por plásticos
En términos generales, hay más de 3.700 toneladas de plástico en las aguas del Mediterráneo. En cambio, la cantidad total de material plástico que acaba en los mares es de unas 17.600 toneladas cada año. El 84% permanece en las playas y el 16% va al fondo del mar. Los científicos estiman que más de 250.000 toneladas de residuos plásticos flotan actualmente en los océanos del mundo.
Unas cifras aterradoras, si además tenemos en cuenta que la producción y el consumo de plástico en el mundo no deja de aumentar.
Pero, ¿por qué el Mar Mediterráneo está entre los protagonistas de la alarma por la contaminación por plásticos? Hay muchas razones para ello. En primer lugar, esto puede deberse a su costa densamente poblada, a la pesca, a la navegación y, finalmente, al turismo.
Entre los mayores argumentos de los académicos, pero también de los ciudadanos de a pie, solemos oír hablar de acciones para reducir esos daños medioambientales y de campañas de sensibilización de la población. Así que la pregunta es: ¿estamos haciendo lo suficiente para preservar nuestro planeta, o prevalece el egoísmo colectivo?