Una mujer de 23 años tuvo un parto en la cárcel de Rebibbia (Roma), hace un par de semanas.
Detenida en junio por robo, la mujer había pedido en varias ocasiones que se le levantara la medida cautelar, según informa el diario italiano Corriere della sera. Sin embargo, a finales de agosto seguía en cárcel y se puso de parto allí. El médico de guardia llamó a una ambulancia, pero el bebé nació antes de que llegara.
La historia provocó fuertes reacciones en Italia. La ministra de Justicia, Marta Cartabia, ordenó una inspección en Rebibbia y las palabras de condena del incidente llegaron desde periódicos, políticos e instituciones. El Huffington Post, por ejemplo, comentó el suceso calificándolo de «escándalo interminable de madres en prisión», la «derrota del Estado italiano».
Gabriella Stramaccioni, Defensora del Pueblo de los presos de Roma, admitió al Huffington Post que «hay que encontrar una solución» para las presas embarazadas o madres. Según un informe de Antigone (asociación italiana para la protección de los derechos en prisión), las madres representan el 4,2% de los presos en Italia. Con ellos viven 29 niños menores de tres años (datos a 30 de junio de 2021).
Sin embargo, las madres son sólo uno de los muchos problemas de las cárceles italianas. De hecho, Antígona también ha dado la voz de alarma sobre la tasa de superpoblación de las estructuras: 113% a finales de junio. En Italia, hay más reclusos de los que pueden acoger las cárceles y este problema se prolonga desde hace años.
En un intento de mejorar la situación, el gobierno italiano está preparando una importante reforma de la justicia. Las nuevas leyes, solicitadas por la Unión Europea a Italia en el contexto del Recovery Plan, deberían disminuir el número de delitos castigados con prisión, favoreciendo el uso de medidas alternativas.