La trágica historia proviene del pueblo de Vintai, en la región rusa de Samara. Los dos amigos estuvieron bebiendo juntos después de una jornada de trabajo y fue en ese momento cuando el padre, de 34 años, descubrió el abuso de su hija de ocho años a manos de su amigo de 32 años.

El padre de la niña solía confiarla a su amigo en momentos de dificultad, y era en esas ocasiones cuando el joven de 32 años abusaba de ella.

El descubrimiento de los abusos se hizo a través del teléfono de su amigo, que contenía vídeos de abusos a menores. La ira del padre se despertó cuando vio que la protagonista de un vídeo era su propia hija. Inmediatamente se enfrentó a su amigo, que consiguió escapar.

En ese momento, el joven de 34 años denunció las violaciones a la policía local, que inició una persecución, pero el padre, angustiado por lo sucedido, consiguió localizar al presunto pederasta antes que los agentes y lo apuñaló hasta la muerte dejando su cuerpo en un bosque.

Por supuesto, el padre fue acusado de asesinato y ahora está en prisión. Sin embargo, además de esta acusación, se ha abierto una investigación por abuso de menores porque, según lo encontrado en el teléfono de su amigo, el había abusado de varios niños de la zona, todos ellos de entre 6 y 11 años. Según los vídeos encontrados, la violencia contra los niños comenzó cinco años antes de que el padre de la niña lo descubriera.

Tras su detención, el joven de 34 años recibió una oleada de mensajes de apoyo de los habitantes de la zona pidiendo su liberación. Creen que actuó para hacer justicia y proteger a todos los niños.

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