Desde los primeros días de septiembre, es ilegal en Texas abortar después de seis semanas, incluso en casos de incesto o violación. Esta cuestión se abordó en 1973, cuando con la sentencia Roe v. Wade, el Tribunal Supremo convirtió el aborto en una práctica legal.

Los acontecimientos de los últimos días en Texas suponen, por tanto, un enorme retroceso para un derecho que ya había sido adquirido por las mujeres; el Tribunal Supremo, de hecho, no lo vetó y, en consecuencia, la interrupción del embarazo es ahora a todos los efectos un delito.

Está claro que estos hechos no han dejado indiferentes a los abortistas, cuya salvación puede venir de un lugar inesperado: el Templo Satánico. El grupo religioso no teísta, con sede en Salem (Massachusetts), presentó una carta a la Administración de Alimentos y Medicamentos, argumentando que sus miembros deberían tener acceso a las píldoras abortivas sin necesidad de una acción reguladora. El templo intenta utilizar su condición de organización religiosa para reclamar el derecho al aborto como un derecho confesional.

El grupo argumenta que debería tener acceso a píldoras abortivas para uso religioso a través de la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa, que fue creada para permitir a los nativos americanos el acceso al peyote – planta suculenta – para rituales religiosos. En virtud de estas normas, el Templo argumenta que se les debe conceder esos mismos derechos para utilizar los abortivos para sus fines religiosos.

Llevando su idea más allá, el portavoz del Templo Satánico, Lucien Greaves, dice: «Los satanistas mantienen la autonomía corporal y la ciencia sacrosantas, y los «rituales» del aborto son una parte importante de estas creencias.«

El grupo de activistas considera que una posible solución es recurrir al gobierno federal. ¿Representarán los satanistas una esperanza para anular las leyes antiaborto en Texas?

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