Para muchos ganarse la lotería podría convertirse en la mejor noticia de sus vidas, les podría resolver muchos problemas y ahorrar preocupaciones, al menos eso pensó Margaret Loughrey, cuando resultó poseedora del premio mayor del Euromillones hace 8 años. Su situación económica era delicada y el dinero era prácticamente indispensable para salir de su crisis personal.
Con la mitad del premio, de 31 millones de euros, compró un molino y el resto lo donó a causas benéficas. Todo parecía estar en orden, pero Margaret tiempo después aseguró que convertirse en ganadora «le arruinó la vida». Sus vecinos eran testigos de su situación, a la que definía como un «infierno». Nunca se supieron las causas concretas frente a tales afirmaciones y ahora, encontraron su cadáver dentro de su residencia en Cas de Belfast, Reino Unido.
Aunque siempre compartió su suerte, e intento conservarla hasta el último momento, sus allegados dijeron que no solía tener expresiones de felicidad muy a menudo, por el contrario, su rutina se había envuelto en una energía negativa, de la que parecía, le costaba desprenderse. En principio, se cree que su muerte pudo deberse a causas naturales, pero aún así la policía hará las investigaciones pertinentes al caso.