En febrero de 2020, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN firmaron un acuerdo histórico por el que pactaron la retirada de las tropas de Afganistán. La única condición para hacerlo efectivo era que los talibán se sometieran a una serie de condiciones acordadas.
Entre algunas de estas cláusulas se encontraba que la fuerza talibán se sentara en una mesa de negociación con el Gobierno afgano. Ante su aceptación y la firma del acuerdo, el pasado 1 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso en marcha la promesa de retirar las tropas.
Sin embargo, muchos de los puntos pactados no se han cumplido. Desde la marcha del ejército, Afganistán se encuentra sumido en una ola de violencia que va totalmente en contra de lo acordado y firmado en el pacto.
Este jueves, los talibán se han apoderado de la décima capital de provincia. Según ha anunciado la inteligencia de Estados Unidos, se espera que en tan solo 90 días los extremistas tengan el control de todo el país.
La respuesta internacional
Pese a la actual situación, Biden asegura que las tropas afganas superan en número a los talibán y que están preparadas para hacerles frente sin ayuda extranjera. De momento, Estados Unidos mantiene a sus tropas en la embajada y el aeropuerto de Kabul. Su salida definitiva se hará efectiva el próximo 31 de agosto.
Los talibán fueron expulsados de Afganistán en 2001, tras la ofensiva estadounidense como respuesta a los atentados del 11 de septiembre. Ahora, 20 años más tarde, Estados Unidos cree que ya no son necesarios en el terreno y que si no se van ahora no lo harán nunca.
Desde la retirada de las tropas, miles de personas que durante estos años han colaborado con las fuerzas extranjeras temen represalias. Pese a que en el acuerdo los talibán prometieron respetarles y dejar que siguieran prestando sus servicios al país, estas personas temen que tampoco cumplan con este punto.
El grupo talibán aseguró en un comunicado que “no correrán ningún peligro”, pero recalcaron que habían cometido una traición y que debían “mostrar remordimiento”. Ante estas declaraciones, el país norteamericano ha puesto en marcha un programa de refugiados que ya ha recibido 20.000 solicitudes.
Por su parte, España también ha desarrollado un plan para acoger a todos intérpretes afganos que han trabajado con las tropas españolas. Otros países europeos como Alemania y Holanda han suspendidos las deportaciones por la evolución de la actual ola de violencia.