El “catcalling” es un neologismo anglosajón que representa el término del acoso callejero que sufren las mujeres en las calles. Esta palabra hace referencia a la agresión verbal que entra dentro de la violencia de género contra las mujeres. En la que un hombre acosa a un mujer diciendo lo que piensa sobre su aspecto físico, realizando insinuaciones sexuales o incomodandola.
Esta actuación es generalmente normalizada y se confunde con la idea de que lo que el acosador dice son simples “piropos”. Pero en realidad está generando malestar a la persona que esta siendo acosada. Por este motivo, durante siglos esta manera de violencia es propia de la “Cultura de la violación” pues el acosador esta en posición de poder y mediante sus silbido e insinuaciones la mujer es la que se ve intimidada.
La justificación de que es culpa de víctima debido a su vestimenta, su forma de caminar o excusas parecidas no son válidas. Según datos de Plan Internacional, ONG de ayuda la infancia y la educación, el 40% de jóvenes y adolescentes de todo el mundo evita volver a casa sola por un lugar donde ha sufrido acoso callejero. En situaciones más extremas varias mujeres dejan los estudios o el trabajo a causa de esa experiencia.
Esta práctica callejera es una de las más normalizadas dentro de la violencia de género. Afecta tanto a mujeres adultas como niñas menores de edad. Combatir estas actuaciones es velar por los derechos humanos y hacer frente al acoso que sufren a diario las mujeres en todo el mundo.