Las gomas de mascar son, el segundo tipo más común de basura callejera, después de las colillas de cigarrillos, pues son inmunerables las personas que lo consumen a diario.
Anna Bullus, diseñadora británica , tuvo una magnífica y alocada idea a la vez, de transformar ese material usado en producto nuevo, algo que jamás a la gente se le pasó por la mente.
Bullus comenzó a reciclar goma de mascar y a fabricar objetos al mismo tiempo que limpiaba las calles de Reino Unido. Todo comenzó hace unos 10 años, al observar una papelera de la calle.
Detenidamente la diseñadora, examinó algunas de ellas al azar, observando el tipo de cosas que tiraba la gente: desde bolsas de papas fritas hasta colillas de cigarrillos.
Anna mquinó todo y luego pensó en cuáles podían reciclarse.
«Encontré un trozo de goma de mascar y, como diseñadora, me sorprendió por completo que no se estuviera haciendo nada para reciclarla», le contó a la BBC.
Al investigar la química de la goma de mascar, descubrió que su principal ingrediente, la goma base, es una goma sintética, un tipo de polímero (materiales que se forman por la unión de varias moléculas de bajo peso) similar al plástico.
«Se llama poliisobutileno», explica Anna. «Lo mismo que te encuentras en el tubo interno de las ruedas de bicicleta».
Ese material, al que también se le conoce por las siglas PB o caucho butilo, se obtiene de petroquímicos, los cuales son refinados a partir de combustibles fósiles, como el petróleo crudo.
Al darse cuenta de que los chicles, una vez que son consumidos, pueden convertirse en un material muy útil y versátil, logró persuadir a la gente oara que donara sus chicles usados en lugar de arrojarlos a la basura o simplemente a la calle, sin pensar en los daños ambientales.
Como parte de su estrategia, creó unos cubos de basura rosas, brillantes y en forma de burbuja a las que llamó Gumdrop, que en español significaría algo así como «deposite sus chicles».
Los cubos están hechos de chicle reciclado y pegó un papel explicando para qué sería utilizado la goma de mascar.
Pero el reto más grande para Anna fue encontrar socios industriales dispuestos a ayudarle reciclar goma de mascar usada y finalemente logró convencer a una planta de reciclaje en Worcester, en el centro de Inglaterra, para que se sumara al proyecto.
Así es el proceso: descartan los materiales que no necesitan, como papeles o envoltorios, y después trituran las gomas de mascar y las combinan con otros polímeros y plásticos reciclados.
La proporción de las mezclas varía, pero Anna dice que cada objeto contiene al menos un 20% de chicle usado.
En un lugar especializado para moldear plásticos en Leicester, Inglaterra, llamado Amber Valley, que normalmente fabrica alarmas, Anna crea los diseños de los productos que fabrica a partir de chicle
La mezcla de plásticos que contiene la goma de mascar reciclada se introduce dentro de una máquina, luego es convertida en una pasta que puede usarse para crear nuevos objetos, una vez que se enfría y así es como Anna logra hacer los zapatos.
«No hay ninguna diferencia entre el material de polipropileno equivalente a los chicles. Las temperaturas y los parámetros para procesarlo son idénticos. .Cuando manejas el producto terminado, toma un tiempo acostumbrarse al hecho de que estuvo antes en la boca de una persona, pero una vez que superas eso, es fácil. Reciclarlo y darle una segunda vida significa ayudar al medio ambiente. Es una idea fantástica», asegura Anna.