Si hubieran preguntado a los futbolistas del Barcelona, el 100% de ellos habría decidido no jugar tras el gran mazazo que supuso la pérdida de Tito Vilanova el pasado viernes. Sin embargo, el fútbol actual no entiende ni de lutos ni sentimientos y por ello el Barça disputó en El Madrigal un partido que fue toda una montaña rusa de emociones en el que los azulgranas acabaron imponiéndose al Villarreal 2-3.
Durante el primer tiempo del partido, el Barça estuvo en el campo de cuerpo presente pero de mente ausente. La tristeza por la pérdida de Tito era tan grande que cuando más de un jugador ‘culé’ aún se estaba secando las lágrimas por el emotivo minuto de silencio al malogrado entrenador, el Villarreal ya había enseñado los colmillos a su rival.
Así pues no sorprendió nada que los locales se adelantaran en el marcador justo antes del descanso merced a un gol de Cani que castigaba a un Barça tan voluntarioso como desafortunado en el juego. Al poco de comenzar el segundo tiempo, el Barcelona recibió otro mazazo: Trigueros hacía el 2-0 tras un excelente testarazo.
Dio entonces la sensación de que para los azulgranas lo mejor era que el tiempo pasara lo más rápido posible para poner así término a un fin de semana de auténtica pesadilla. Mala apreciación, ya que el gol del Villarreal lo que hizo fue despertar a un Barça que entonces se dio cuenta que el mejor homenaje que podían hacer a Vilanova era jugar al fútbol y no llorarle.
No es que entonces el Barcelona comenzara a desplegar un juego extraordinario, sino que los jugadores hicieron de tripas corazón y comenzaron a sacar un orgullo, el mismo que se les echó en falta en el Calderón o en la final de Copa, que hizo que metieran atrás al Villarreal.
El esfuerzo del Barça tuvo recompensa, ya que logró empatar el partido. Eso sí, con mucha fortuna. Los dos goles azulgranas fueron de jugadores del Villarreal en propia puerta tras una asistencia de Dani Alves desde la derecha. El primero de Gabriel y el segundo de Musacchio.
La cosa no se quedó ahí, ya que en el minuto 83 Leo Messi hizo el definitivo 2-3 tras aprovechar un gran pase de Cesc. El resultado no se movió del marcador y el Barcelona sigue vivo en la lucha por el título. Sin embargo, eso en El Madrigal era lo de menos. Lo más reseñable es que Vilanova desde el cielo se mostró orgulloso de los que fueran sus jugadores por saber tirar hacia adelante en un día en el que para el Barça lo menos importante era el fútbol.