Está demostrado que esta campaña todo lo que puede ir mal va a peor en el Betis. Algo que deja a los verdiblancos con la sensación de que ahora mismo para ellos lo mejor es que la temporada acabe cuanto antes. En el derbi contra el Sevilla vivieron un dejabu de todo lo que están sufriendo este año. No porque en el partido se repitiera el resultado de la vuelta de los cuartos de final de la Europa League ante su eterno rival (0-2), sino porque volvieron a ser ajusticiados por los árbitros y ya van muchas veces.
Comenzó el Betis muy bien. Rápido, intenso y con muchas ganas de dar una alegría a su fiel pero sufrida afición. Sin embargo, las cosas se comenzaron a torcer para los verdiblancos cuando Velasco Carballo no pitó como penalti una clara falta de Iborra sobre Leo Baptistao y, en cambio, si decretó como pena máxima en el minuto 30 una jugada en la que Juan Carlos robó el balón a Bacca de manera clara.
El árbitro no sólo decretó penalti, sino que también expulsó a la jugador bético. Excesivo castigo para un Betis que vio como Gameiro no fallaba desde los once metros y colocaba el 0-1 en el marcador. El tanto dejó en estado de shock a los hombres de Calderón, que cuando quisieron reaccionar el físico tampoco les permitió hacer grandes alardes.
En ese panorama el Sevilla sentenció, el partido y las mínimas opciones de aferrarse a la permanencia de su eterno rival, en un contragolpe que volvió a culminar Gameiro. Pese a ello, el ‘show’ de Velasco Carballo siguió y perdonó en hasta dos ocasiones la segunda amarilla a N’Diaye, quizás por los remordimientos del penalti de la primera parte.
El 0-2 deja a los dos equipos con sensaciones opuestas. El Betis desea que la temporada acabe ya para poner fin a su calvario mientras que el Sevilla desea todo lo contrario porque considera que lo mejor para ellos aún está por llegar.