Sheryl Wynne, una mujer de West Yorkshire – el condado ceremonial y metropolitano del Reino Unido – sigue amamantando a sus dos hijos, de 5 y 6 años respectivamente.

A diario recibe comentarios de personas que lo consideran absurdo, pero ella dice: «No pararé hasta que mis hijos estén preparados, ellos decidirán por sí mismos cuando llegue el momento«.

Dada la edad de sus hijos, la reacción de sorpresa de mucha gente es bastante normal. Pero Sheryl insiste en que para ella seguir amamantando a sus hijos, aunque ya estén en la escuela, es completamente normal. Nunca ha dejado de hacerlo, porque al hacerlo ha establecido un vínculo especial e íntimo con ellos, que ha acercado a madre e hijo.

La mujer, de 39 años, amamanta a sus hijos antes de que vayan a la escuela, al volver y también por la noche. Afirma que la leche materna es la herramienta por excelencia de los padres porque ayuda a calmar a los niños y los reconforta cuando están molestos o enfermos.

Los comentarios negativos que recibe cada día son numerosos, tanto de conocidos como de miembros de su propia familia. Uno de los dos niños llegó a decir que no parará hasta los 10 años. Pero la mujer, obviamente, ha dejado claro a su hijo que eso no es posible. Pero dice: «La elección no es sólo mía, es una relación porque es algo que hacemos juntos. Nos ha acercado. Es el hecho de que saben que pueden acudir a mí y ser consolados en cualquier momento«.

El traumático parto de uno de sus hijos puede ser la causa de todo esto. La lactancia materna le ayudó a superar el trauma del parto, que la había hecho sentirse fracasada, y reforzó la conexión con sus hijos. También la hizo sentirse más segura de su cuerpo. Los amamantó juntos, y se sintió mágica y poderosa apoyando a dos niños al mismo tiempo. También dice que dar a luz a su segundo hijo le ayudó mucho psicológicamente.

Sheryl espera disipar algunos de los mitos que rodean a la alimentación natural a término, la práctica de la lactancia materna hasta que el bebé decide destetarse.